1. Cosas que pasan hace años


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Llina, Fuente: SexoSinTabues

    ... pantalón, pero el pene tapadito bajo el pantalón. Curiosa, sí. Vaya…, ahora había visto mucho más. Mucho más que aquella vez a aquel chico mayor, y mucho más que la revista, que las fotos eran pequeñas. A una pregunta de mi hermano sobre si me había gustado ver su pene, respondí que sí. Y…, a esas edades de 15 años, los chicos tienen fama de tener las hormonas revueltas, de estar siempre pensando en lo mismo, de estar cachondos de la mañana a la noche…, así que, unos días después de aquella visión, y sabiendo mi hermano que a mí me había gustado ver su pene, me propuso un juego. El me enseñaba su pene y yo mi chichi. Vaya…. , eso no me agradaba mucho. No me agradaba enseñarle mi entrepierna. Aunque tuviera 10 años, ya tenía pudor y procuraba que no me vieran desnuda en mi familia. Mi hermano me rogaba y rápidamente se bajaba los pantalones y los calzoncillos para exhibir su herramienta toda enhiesta (estaba cachondo el tío, jajaja). Estábamos en casa, pero estábamos solos los dos. No había peligro de que alguien nos pillara. Y…, bueno…, ahora no estaba viendo solo un pene sacado por la bragueta. Ahora le estaba viendo desnudo de cintura para abajo, viendo sus huevos, su culo, sus piernas. Vaya…, qué mayor está, pensaba yo, viendo que no tenía nada de infantil en ese cuerpo, desde unos genitales adultos, hasta unas piernas de futbolista…, todo con pelos, jajaja. No, mi hermano no era un niño. Yo estaba nerviosa y en tensión…. Le advertí que me bajaba las braguitas pero un ...
    ... segundo solo. Vale, me dijo mi hermano, y así hice. Una bajada de bragas, culito y chichi al aire y subida de bragas. Un segundo. Ya no enseño más, dije un poco ruborizada: “si quieres taparte, pues hazlo”, le decía porque no tenía ganas de estar desnuda. “No hace falta que estés desnuda”, me tranquilizó mi hermano, que seguía con su polla tiesa. Así que, esa polla pasó a ser el centro de atención. “Mira, hazme así”, me decía mi hermano, agarrándose su polla. Entonces, se la agarré. “Ahora, sube y baja, así”, me decía mi hermano mientras me agarraba mi mano a su polla. Bueno, era muy excitante agarrar ese palo que no abarcaba mi mano, subiendo y bajando por el tronco de su polla, viendo el glande hinchado que brillaba como una ciruela oscura (jajaja, por eso un compañero de trabajo debe llamar “ciruelo” a su pene). Y, mientras yo pajeaba su pene lleno de venas, sin saber a ciencia cierta cómo se pajeaba a un hombre (solo hacía lo que mi hermano me decía), estaba viendo en primer plano esos genitales de una forma muy clara. Esos huevos colgando del saco, que se movían según yo pajeaba esa polla. Todo eso eran unas risas nerviosas para mí, que ahora recuerdo con más excitación sexual que entonces, que solo me parecía un descubrimiento de los genitales de un adulto. La teoría de la reproducción humana me la sabía: el esperma que sale de los huevos y etc, etc, que fecunda en una mujer y tal y tal…, pero en la práctica, me lo estaba explicando mi hermano según le iba pajeando y me ...