Para que tengas un buen motivo para odiarme 2 - Relatos Eróticos

Para que tengas un buen motivo para odiarme 2

Después de ese encuentro con mi prima seguido veía el rico video y me tocaba, disfruté mucho de su rico cuerpo. En las comidas familiares y reuniones no me hablaba mucho, me saludaba de mano amablemente, todos lo atribuían a que habíamos hablado y mejorado nuestra relación, se sentían felices por eso ya que Fer tenía mucho sin crear un momento incómodo con uno de sus comentarios odiosos, pero cuando me creía descuidada notaba que me veía la boca, las manos, mis pechos, cuando se sentía descubierta me evadía la mirada. Sé que a ella le gustó también.

En una cena familiar ella estaba en el enorme patio de la casa de nuestros abuelos, jugando con los primos y sobrinos más pequeñitos, creo jugaban al escondite, yo los veía de lejos esperando la oportunidad, Fer se ocultó dentro del pequeño taller del abuelo "tramposa" pensé, la puerta tenía cadena y candado justo para evitar que los niños entraran a jugar, por lo peligroso que podría resultar, así que para entrar ahí tenías que subir por unas llantas viejas apiladas, entrar por una ventanita de hasta arriba que los niños que jugaban con ella no alcanzaban, seguro lo hizo para no verlos y ya no jugar, la acosaban por ser dulce y agradable con ellos, pero en el fondo sé que los niños no le gustaban. Cuando vi que terminó de entrar y no había niños cerca la seguí, tratando de no hacer ruido y no se diera cuenta que la seguí, tardé un poco pero lo conseguí. Estaba recargada sobre la mesa de trabajo de mi abuelo de espaldas a donde ...

... yo entré, no había mucha luz, solo la que se colaba de afuera y una pequeña lampara de escritorio. Ella estaba entretenida viendo tiktok con un volumen algo alto. La contemplé unos segundos, se veía tan rica, inclinada sobre la mesa de trabajo, como le encanta usar esas falditas de tablas, se le veían tan bien esas nalgas, esas piernas torneadas. Me acerqué despacio y hábilmente pasé mis manos para sujetarle las bubis, mientras chocaba mi pelvis con esas dulces nalgas, Dioosss que excitante tomarla así. Ella ahogo un grito de la sorpresa y empujandome un poco se logró girar quedando recargada en la mesa de trabajo, me vió con el seño fruncido y me reclamó: "¿Qué quieres, por qué me seguiste?". La veía de arriba, sí que se veía rica, esa blusa pegadita y ese suéter ligero, toda de distintos tonos de color melón y rosa pastel la hacían lucir tan dulce y tierna, esas botitas de tacon bajo blancas, la hacían un poco más alta, aún así era más pequeña que yo. Le contesté "No te enojes Fer, sólo quería saber ¿cómo estás, por qué casi no me hablas?" Ella respiro profundo indignada me espetó "¿Y todavía preguntas, después de cómo me abusaste...?“  no la dejé terminar, acercándome, la tomé de su rica nalga y su nuca para pegarla a mí, la calle con un beso, primero lento, ella se quiso liberar pero no pudo, trató de decirme algo pero aproveche para meterle la lengua a esa rica boquita. La dejé de besar sólo para decirle "¿Abusarte? Fer, Fer, chiquita, me suplicabas que querías más, ¿Ya ...