Ética, religión y Mónica
Fecha: 17/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Lman13, Fuente: CuentoRelatos
... su sostén y le saqué uno de los enormes pechos. ¡Era maravilloso! Grande, proyectado hacia el frente y con un pezón oscuro completamente erecto que me pareció enorme. Lo acaricié, lo pellizqué. Humedecí mi dedo con saliva y lo froté. En este momento los suspiros eran ya francos jadeos. Yo le besaba su cuello y los hombros porque su boca no hacía otra cosa más que jadear. Mi otra mano se deslizó sobre su vientre en dirección a su entrepierna desabotonó su pantalón y bajó el cierre. Cuando metí mi mano, la sensación más increíble me ocurrió. Pude sentir su abundante mata de vello púbico por debajo de las pantaletas y, un poco más abajo, estaba mojada. No húmeda. Auténticamente mojada. Si no hubiese habido pantaletas o pantalón, seguramente habría dejado un charco en el césped. En este momento estaba ya fuera de sí. Jadeaba, suspiraba, me besaba se retorcía. Finalmente metí mi mano bajo sus pantaletas y pude sentir ese increíblemente abundante vello púbico. Lo revolví, jugué con él y después deslicé mi mano hacia la caja mágica. Froté sus labios, metí uno de mis dedos en ese oscuro túnel mientras mi meñique se depositaba, con trabajo, entre los cachetes de sus enormes nalgas para posarse finalmente en su orificio posterior. Hice un poco de presión y la uña de mi dedo penetró su ano. Mientras todo esto ocurría, mi pulgar daba masaje a su clítoris. No hubo que esperar mucho. Explotó como pocas veces había visto a ninguna mujer hacerlo. Se tensó, cerró fuertemente los ojos y se ...
... mordió el labio inferior. Puso sus manos sobre las mías apretando haciendo aún más presión en su pecho y su entrepierna. Se quedó así unos segundos y poco a poco fue relajándose. En ese momento sus pantalones ya estaban a media pierna debido a sus intensos movimientos y sus pantaletas ya no cubrían nada. Cuando se recuperó abrió los ojos y se me quedó viendo con expresión de total cansancio y satisfacción, dibujó una débil sonrisa y entonces le pregunté. - ¿Te gustó la lección? ¿Casi sin aliento contestó: - Muuuchoo - ¡Qué bueno que te gustó la lección! Ahora viene el examen. Se me quedó viendo extrañada. - Veamos que hemos aprendido hoy. Dime que fue lo que te hice. En el orden en que pasó. - Bueno pues me besaste. - Ok. ¿y después? Con la sonrisa de una niña que sabe que hizo algo malo dijo: - Me acariciaste los senos. - Lo siento. Respuesta equivocada. - ¿Qué? - Verás, parte de la excitación viene, no solamente del contacto físico, eso lo puede hacer cualquiera, de hecho, lo puedes hacer tú sola. Gran parte de la belleza del sexo está en la liberación. Poder decir y hacer cosas que normalmente no dirías o harías. ¿No has sentido en alguna ocasión la necesidad de desahogarte usando una palabra que habitualmente no usarías cuando estás frustrada o muy emocionada por algo? -Pues… sí. - Entonces úsala, libérate. Déjalo salir todo. Dime que pasó después de que te besé. Vi en su rostro algo de pena, pero también pude notar que la excitación se volvía a asomar. - Me acariciaste las ...