El Curso
Fecha: 17/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... saliera para contemplarla de cuerpo entero. Vestía una falda blanca con florecillas que la llegaba un poco más abajo de sus rodillas. Tenía un enorme pandero, acorde con sus gigantescos melones. Por un momento me dieron ganas de estrujar esas tremendas tetas con mis manos hasta dejarlas coloradas de la irritación. Salí el último de la sala y me tomé un café bien cargado. Fui a orinar al baño, y me sorprendió descubrir que mi pene estaba mas despierto de lo normal.Esa gorda te la ha puesto morcillona, ¿eh? Después de 15 minutos la gente volvió a sus asientos. Paula entró detrás de mi y se sentó a mi lado. El tiempo pasó. Otra vez su pierna, esta vez un poco forzado, puesto que yo me había arrimado sin que ella se diese cuenta. Estábamos bastante cerca el uno del otro, yo no paraba de oler su perfume, que estaba poniéndome cachondo. Y el roce de su pierna…¡tiene que haberse dado cuenta! Lentamente moví mi rodilla rozando la suya. Ella no hizo lo más mínimo por evitar el roce, pero siguió a lo suyo como si no pasara nada. Me envalentoné, comencé a rozar mi rodilla de forma más descarada. Ella me miró de reojo y soltó una risita disimulada. Esto hizo que me creciera, así que rocé su mano con la mía. Sin dejar de sonreír ella enganchó su dedo meñique con el mío.Ahora vas a ver, ya no hay quien me detenga.Lentamente dirigí mi mano debajo de la mesa y la situé encima de su muslo. En ese momento noté como sus pezones se ponían rígidos y amenazaban con rasgar su ceñido jersey ...
... marrón. Comencé a acariciar su muslo por encima de su falda. Estaba nerviosa, eso saltaba a la vista. Se colocó la punta de su boli en su boca y lo mordió juguetonamente. Yo estaba poniendome a cien, no podia parar. Tenia que tocar su piel. Comencé a subir su falda lentamente, pero cuando habia conseguido subir la mitad ella puso su mano sobre la mía para que parara. Aparté la mano de su muslo y ella volvió a sostener el boli entre sus labios.No creas que esto a acabado. Volví a poner mi mano es sus muslos. Esta vez en lugar de dedicarme a subir su falda dirigí mi mano hacia su entrepierna. Cuando la posé sobre su chocho ella volvió a poner su mano encima de la mía. Lejos de detenerme, apreté mi mano contra su entrepierna, lo que hizo que ella se arqueara hacia delante. Este movimiento consiguió que se acercara más a mí, y uno de sus pechos se aplastó contra mi brazo, lo que hizo que me pusiera más cachondo aún. Como un acto reflejo, acerqué mi boca a su oreja echándole mi calido aliento, lo que provocó en ella un escalofrío. Volví a posar la mano en su muslo, y comencé de nuevo a subir su falda. Intentó detenerme, de nuevo, pero esta vez sin fuerza, con lo que seguí subiendo su falda. Por fin llegue a tocar su muslo desnudo. Lo acaricié lentamente y pasé mi mano por el interior de su pierna. Fui subiendo poco a poco hacia su entrepierna. Ella tenía las piernas cerradas, pero no opuos mucha resistencia, con lo que al final logre contactar con sus bragas, que estaban completamente ...