Incesto luego de que me doparan con un afrodisíaco
Fecha: 13/03/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Quique, Fuente: TodoRelatos
Mi cuñada
María, mi tocaya y cuñada, era una joven muy guapa y con un cuerpazo que vivía con su padre. Yo vivía en un piso de alquiler. Nos llevábamos muy bien y raro era el día que no tomábamos un café juntas, en mi piso o en su casa.
Esto que os voy a contar ocurrió hace poco... Pasaban de las tres de la tarde. María puso una cafetera encima de la mesa camilla del salón, donde ya estaban los pocillos, las pastas, el azúcar, las cucharillas y las servilletas. Luego se sentó en el sofá grande, a mi lado, y me preguntó por su hermano, que era soldado profesional.
-¿Cuándo te ha dicho mi hermano que podrá venir?
-No tiene ni idea, dice que las cosas están muy movidas por allí.
Echó dos cafés.
-Ya son muchos meses sin que le den un permiso. ¿No te parece raro?
-Un poco, pero nada puedo hacer al respecto.
Echó azúcar a los cafés.
-Mi hermano se la está jugando. Las ganas de sexo nos hace vulnerables a ciertos impulsos.
-Yo no soy de esas. Sé quitarme las ganas, yo solita.
-Todas nos masturbamos, pero eso no es suficiente, si te pasa lo mismo que me pasó a mí esta mañana...
-¿Qué te pasó? ¡¿Te molestó algún loco?!
-No fue un loco precisamente.
-¿Quién fue?
-Fue una muchacha preciosa.
-Cuenta.
-Te cuento. Estaba yo en la sección de ciencia ficción de la biblioteca y sentí una mano en mi culo. Me giré y la vi sonriendo. Me pareció un ángel travieso.
No pude evitar sonreír.
-Ángel travieso. Bueno, bueno, bueno. ¿Te lo hizo ...
... allí mismo?
-Lo intentó, me besó, me metió mano y hasta logró bajarme las bragas y lamer mi coño. Fueron unos momentos de tensión como no había vivido en mi vida.
-¿Te calentaste?
-Mucho, pero aquel no era lugar para follar.
-¿Y si hubierais estado en un sitio discreto le dejarías?
-Deja que acabe de hablar.
Tomé un sorbo de café y después le dije:
-Habla, habla.
-Cuando me libré de ella tuve que ir al baño a refrescarme y de paso...
-A hacerte un dedo. Eso que te pasó a ti a mí no me va a ocurrir...
-Aún no termine de contarte.
-¡¿Es que la cosa continuó?
-Sí, apareció en el aseo de la nada, me besó con lengua y ya no ofrecí resistencia.
-Aquel ya era un sitio discreto.
-Era.
La curiosidad ya me comía por dentro.
-¿Qué te hizo?
María me cogió una mano y me chupó varias veces el dedo meñique.
-¿¡Qué haces!?
-Hacer que te ocurra.
-¿Lo qué?
-Lo mismo que me ocurrió a mí.
-A ti se te fue la el poco sentido que tenías.
Me chupó varias veces el dedo anular, y me empecé a sentir rara.
-Para, María, para que esto no está bien.
Me chupó el dedo corazón, tres veces.
-Para, pesada.
Me chupó el dedo anular, luego me chupó el dedo anular y corazón.
-Estás llevando la cosa demasiado lejos.
Mi cuñada, roja como un pimiento morrón, se levantó el vestido, se apartó las bragas para un lado, me llevó los dedos a su coño, sin que yo ofreciera resistencia, los metió dentro de su húmeda vagina. Con su boca a ...