Voyeur y fetichismo
Fecha: 16/03/2024,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Batimaniac, Fuente: CuentoRelatos
Hubo una época en mi vida en la que no sabía que me excitaba más. Si ver a una mujer desnuda, o solo verla en calzones. Creo que por mi fetiche por la ropa interior, seguramente me gustaba más lo segundo.
Lamentablemente en mi época no era común la tecnología que ayuda a ver e incluso grabar tantas cosas. Así que me tuve que conformar a intentar mirar haciendo uso del famoso espejo, y no puedo negar el gusto y emoción que sentía cuando tenía la suerte de admirar por una fracción de segundo un par de nalgas redondas, enfundadas en alguna delicada prenda que las embelleciera más. Claro que uno va por más, y fue ahí donde comencé a tener la osadía de querer espiar en situaciones más íntimas como son cuando la chica va al baño.
Claro que esto era mucho más arriesgado al poder ser descubierto por la chica en cuestión, o por alguien aledaño.
Aun así recuerdo una ocasión en que al asomarme por la parte baja de un baño de mujeres en una tienda, pude ver a una señora bajándose sus pantimedias y calzones para sentarse. Ella no me vio, pero su hijo me vio directo a la cara. No pasó nada, pero fue algo no solo sorprendente sino hasta jocoso.
Pocas veces tuve la osadía, pero sí recuerdo otra ocasión en que mirando por la terraza de mi apartamento, vi acostada completamente desnuda a mi vecina, con su pelambre apuntando hacia mi, mientras su esposo caminaba a la ventana para cerrar las cortinas.
En otra ocasión, en ese mismo departamento, y con esos mismos vecinos, me tocó ...
... encontrar la entrada a su departamento entre abierta. Como esos departamentos eran estudios, desde la puerta de entrada uno podía ver el departamento entero hasta su terraza, pasando por el comedor y la cama como si fuera un cuarto de hotel. Y en esas, se me ocurre empujar la puerta pensando que no había nadie, y cual va siendo mi sorpresa que ahí estaban mi vecino y su esposa, teniendo sexo.
Aprovechando la penumbra, me quedé quieto observando, y me encantó lo que vi. Pues estaba ella montada sobre el marido, ella delgada, como de 170, piel blanca, cabello largo a la cintura, y brincando furiosamente sobre la verga de mi vecino. El en momentos estiraba sus manos para magrear los pechos medianos de su esposa, o para tomarla de la cintura y empujarle su verga con más fuerza. Fueron unos minutos, porque imagino que notaron mi presencia, ya que ella de pronto se quedó muy quieta como sorprendida. Yo no me quise quedar a ver que pasaba y salí de inmediato. Recuerdo que yo usaba barba en ese tiempo, y hasta me la quité de los nervios de que me fueran a relacionar con el evento.
Varias veces, en mi trabajo, compañeras me llevaban papeles, o me visitaban en la oficina para ver algún dato. Un buen día descubrí que un CD-Rom era el espejo perfecto para ver debajo de las faldas.
Fue así como descubrí que la esposa de mi patrón usaba tangas con colores fosforescentes, los cuales resaltaban mucho pues ella era delgada y muy morena de piel. Sin embargo esa misma delgadez permitía ...