Corrida sin consentimiento en el bosque
Fecha: 21/03/2024,
Categorías:
Gays
Autor: TheGreenBananas, Fuente: TodoRelatos
Con mi mejor amigo Dani decidimos que esos días de verano los pasaríamos haciendo una ruta por la montaña, los días antes de marchar repentinamente se terminó uniendo su primo, unos dos años mayor que nosotros. A nuestros padres les gustaba la idea ya que Héctor era un experto excursionista y podría ayudarnos en cualquier situación complicada.
Héctor no me daba buenas vibras y yo era un poco reacio a que viniese, nos seguíamos por Instagram desde hacía un tiempo y era el típico chulo que solo sube fotos entrenando en el gimnasio y de su coche deportivo para presumir con las tías.
Al añadirse tan solo unos días antes, cuando ya teníamos todo preparado, tuvimos que encontrar una solución rápida de última hora para que pudiese dormir en la montaña, ya que nuestra tienda era solo para dos personas. Héctor consiguió una tienda individual, aunque un poco pequeña y no en el mejor estado.
Con todo preparado nos pusimos en marcha. Los primeros dos días transcurrieron con normalidad. Aunque a veces aun teníamos nuestras disputas y enfados porque, como había anticipado, Héctor era un chulo y un mandón, a la vez se preocupaba por nosotros, y eso hizo que poco a poco nos lleváramos un poco mejor.
A partir del segundo me descubría mirándole de reojo en cuanto tenía ocasión. Me daba rabia porque sabía que si me pillaba me iba a llamar “maricon” el resto de la ruta pero no podía evitar-lo. Me fascinaba su piel, se veía dura como la tez de un caballo, pero a la vez parecía suave y ...
... brillaba con el sol. Al caminar largas horas las venas se le marcaban exageradamente y los músculos de sus piernas se iban definiendo cada vez más. Lo que más me gustaba era verle como las gotas de sudor se colaban entre sus pectorales deslizándose hasta sus abdominales, donde, esquivando una gruesa línea de pelo terminaban escondiéndose en el interior de su apretado pantalón.
Una de las noches, Héctor, cansado de dormir en su vieja tienda de campaña propuso, o más bien impuso que a partir de ese día sortearíamos la persona que le tocaría dormir en ella. La sola idea de compartir tienda con el me ponía nervioso, pero preferí por prudencia no decir nada.
Dani cogió un trozo de papel y lo partió en tres, solo en uno de ellos marcó una cruz, los doblo y los repartió. Al abrirlo delicadamente, vi como en él había el dibujo de la cruz, hoy dormía yo solo.
Esa noche bajaron las temperaturas, y aunque pase frio pude dormir con más tranquilidad al no dormir acompañado. La mañana siguiente nos desertamos con lluvia. Tuvimos que caminar, mojados durante varias horas y cuando llegamos teníamos muchas de nuestras cosas empapadas. Ya casi anochecía y Héctor encendió un fuego para calentarnos un poco. Cenamos y repetimos el proceso, tres papeles repartidos. El mío esta vez estaba en blanco, y vi como Héctor al abrir el suyo con sus rudas manos reía, también estaba blanco, eso significaba que esa noche me tocaba dormir con él.
Dani se fue a dormir, y nos quedamos él y yo solos. ...