¡ofú, qué calor! (2 de 4)
Fecha: 26/03/2024,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Machi, Fuente: TodoRelatos
... abre y la inadecuada conversación llega a su fin, del mismo modo que empezó.
Cuando ambos hombres llegan al descansillo que hay ante la entrada de la puerta de Paloma, adoptan una actitud solemne y llaman al timbre de la puerta.
Su aparente formalidad contrasta con la actitud desenfadada con la que los recibe la dueña de la casa. Vestida con un pijamita compuesto por un ajustado top que cubre mínimamente sus pechos, dejando su barriga al aire y un pantaloncito diminuto que muestra unos torneados muslos. Los dos hombres al ver la atractiva chica rubia se quedan un poco cortados, no solo por la indumentaria que lleva puesta para atenderlos, sino porque es la voluptuosidad personificada. La dueña del piso tendrá más o menos la misma edad de ellos, es delgada, tiene unos pechos grandes, un vientre plano y su pequeño cuerpo está repleto de seductoras curvas. Por unos segundos Fran y Robert se sienten abrumados ante tanta sensualidad y tienen la sensación de que por allí ha pasado un gato que les ha comido la lengua.
Sobrepasada la sorpresa inicial es Robert quien, envolviendo su timidez con un saber estar inusual en él, rompe el hielo de tan insólita situación.
—Buenas tardes, usted nos dirá en qué lugar de la casa deberemos instalarlos.
Paloma hace un educado mohín de asentimiento y con un gesto los invita a pasar.
En cuanto introducen las cajas en el interior de la vivienda, la atractiva treintañera cierra la puerta. Antes de que los operarios puedan decir ...
... una palabra, les invita a seguirla con la actitud propia de las que están acostumbradas a dar órdenes.
Una vez llegan al salón les dice:
—Uno viene aquí —Dice señalando un hueco de la pared en cuyo interior está el aparato averiado —El otro va en el dormitorio.
Robert sigue a la mujer, mientras su compañero se queda desembalando los dos aparatos de aire. Al entrar en la habitación, la cama evidencia la terrible noche de insomnio que se ha vivido en ella. La mujer, que todavía no se ha despabilado del todo, se da cuenta y se excusa con el operario como buenamente puede.
—Perdonen el desorden, pero esta noche no he dormido nada con la maldita calor y me he pasado toda la mañana tendida en el sofá.
—No se preocupe. Espacio suficiente para trabajar es lo único que precisamos.
—Los viejos me dijeron el vendedor que se los llevabais vosotros
—No hay problema —Responde Robert a la vez que analiza el hueco en el que está colocado el aire antiguo —Además veo que hay espacio suficiente, el aparato nuevo es un pelín más pequeño.
La amabilidad que emana el operario al dirigirse a ella, hace que por primera vez Paloma se fije en él. No es muy alto, aproximadamente uno setenta y cinco, aunque tiene un poco de tripa no está gordo y embutido en la ropa de trabajo tiene un aspecto viril a más no poder. Si a todo eso se le suma que el tío no es feo, unos ojos negros llenos de nobleza y un cabello azabache que, al igual que su descuidada barba de dos días, lo dotan de una ...