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Una preciosidad de hijita (05)
Fecha: 29/03/2024, Categorías: Incesto Autor: Pata negra, Fuente: SexoSinTabues30
... nalgas llamaron en extremo mi atención, por lo que no pude evitar abrirlas con mis dos manos como ella había hecho con la mías para admirar a mis anchas el sonrosado tesoro que se escondía dentro de los preciosos glóbulos anacarados. Ante semejante visión no pude evitar llevar mi lengua hasta el rugoso esfínter que se mostraba ante mis ojos completamente abierto latiendo una y otra vez, de seguro a causa de la brama que ella sentía. Deposité la punta de mi lengüita en el epicentro de su ano y comencé a moverla y a chuparla con fruición. Los gemidos que salían de la boca de mi tía arreciaron hasta convertirse prácticamente en gritos de placer. Gocé hasta lo indecible de aquel acto mamatorio de su hermoso culo, hasta que ella hizo algunos movimientos que me indicaban que quería ponerse de frente. Yo saqué mi cabeza del escondido tesoro trasero en tanto ella se ponía con la cara viendo hacia el techo. Eché un vistazo a su rostro dándome cuenta de que mantenía sus ojos cerrados y una leve sonrisa adornaba su linda cara. Alentada por su estado aletargado empecé a besarle la parte frontal de su cuerpo, pasando por las redondas tetas de mujer, de hermosura tan exquisita que me hacían recordar a las de mi mami cuando nos bañábamos juntas. Me mantuve un largo rato mamándole sus dos duras bolas pectorales que olían delicioso, dándome el mejor de los banquetes de mi vida. Después de estar un buen rato bebiendo y saboreando el olor delicioso de sus senos, me bajé hasta su ...
... entrepierna y me metí en medio de sus extremidades abiertas, pegando mi carita a la peluda gruta que me esperaba ansiosa para ser besada. Mi tía se abrió de piernas lo mejor que pudo con lo cual no tuve impedimentos para meter de lleno mi protuberancia lingual en aquella raja caliente y mojosa, la que comencé a chupetear con un deseo increíblemente lujurioso. Los gemidos y jadeos que salían de su garganta se fueron haciendo mucho más intensos hasta convertirse en profundos lamentos de lascivia. Mi tía me demostraba con ello lo ardiente de su sentir y la extrema pasión con que disfrutaba de mis íntimas caricias. Yo estaba segura que de no hallarnos solas en casa nos hubieran escuchado claramente en la planta baja, pues los sonidos tenían una altisonancia tal que tuve que decirle a mi tía que tratara de bajar el volumen no la fuera a escuchar alguien. Más pronto de lo que esperaba ella me instó: -Yaaaa…yaaa….Elsi…por favor…ya súbete encima de mí….pon tu cuquita pegada a la mía y frótala ràpido….yaaaaa…. Ni tarda ni perezosa me subí sobre ella y coloqué mi bollito sobre su afelpado triángulo comenzando a repegarme con fuerza contra su lindo montecillo de venus frotándome una y otra vez, como ella lo había hecho, sobre la negra vellosidad de su conejito. Así me mantuve por un tiempo mientras veía la cara de mi tía, quien con los ojos cerrados movía la cabeza hacia los lados como un péndulo, gozando a profundidad la extraordinaria calentura del momento. En un momento dado su cuerpo ...