1. Me lo mete el domingo por la mañana


    Fecha: 30/03/2024, Categorías: Hetero Autor: DevoraMela, Fuente: TodoRelatos

    ... con tus chupadas, con tus mordidas.
    
    -Ponte en cuatro -me dices.
    
    -Espera, primero te quiero en mi boca -respondo y me siento en el borde de la cama.
    
    Sacas tu verga dura e hinchada, me encanta el olor de tu miembro, el aroma de tu cuerpo cuando estás excitado.
    
    Este encuentro no es lento y romántico, tiene un sabor a desespero necesitado.
    
    Me meto tu verga en la boca, me lo meto todo lo que puedo, hasta lo más profundo de mi garganta, hasta que no puedo más, y te lo mamo así una y otra vez, la saliva lubricando tu asta, chorreando por mi mentón, te lo mamo con gula desesperada.
    
    La piel tersa de tu cabeza es diferente, es más suave que la piel de tu tronco surcado de venas, tu verga dura entra y sale de mi boca, alimentando mi deseo.
    
    Tus manos buscan la suavidad de mis tetas, las manoseas y pellizcas mis pezones.
    
    Con una mano sujetando la base de tu miembro mientras lo chupo, no sabes lo que me gusta tener tu verga en mi boca. Me siento divinamente perversa, deliciosamente obscena allí sentada al borde de la cama, mis tetas en tus manos, tu verga en mi boca, mi otra mano ahora entre mis piernas frotando mi pepita excitada.
    
    -Eso es. Tócate bien rico.
    
    Me la froto más rápido, estoy mojada, estoy tan mojada que mis dedos resbalan y patinan sobre mi clítoris y mis pliegos.
    
    -Ahora ponte en cuatro que te lo quiero meter -me ordenas.
    
    Le doy una última chupada a tu miembro tieso y me pongo de manos y rodillas sobre la cama. Ruedas el pequeño hilo que ...
    ... intenta cubrir mi intimidad y metes tu verga de una sola estocada, me dejas totalmente llena, desbordada, que rico me lo metes, es que me das demasiadas ganas.
    
    Arqueo la espalda y ahora me apoyo sobre mis antebrazos en la cama, mis tetas se bambolean con cada brusca empalada tuya, y así mis pezones sensibles rozan las sábanas. Me trago los gemidos que provocas con tu hombría dura y tiesa que entra y sale de mi cuerpo.
    
    -¡Tócate! ¡Me encanta cuando te tocas! -susurras mientras me coges en cuatro sobre la cama.
    
    Estiro un brazo hacia la almohada, mis tetas ahora presionadas contra el colchón, mi culo en el aire mientras lo metes y lo sacas de mi raja.
    
    Llevo la otra mano entre mis piernas y me la froto, mis dedos patinando sobre la humedad que provocas.
    
    Con dos dedos froto mi clítoris en movimientos circulares, mis dedos cada vez más rápidos. El deseo desesperado, aquella fiera necesitada de tu hombría se hace cada vez más salvaje.
    
    Me agarras duro por las nalgas, me penetras una y otra vez, me lo metes todo, me lo metes hasta el fondo, duro y fuerte como quiero en este momento.
    
    -¡Cógeme! ¡Cógeme duro que voy a acabar!
    
    Entierro la cara en el colchón para mitigar los ruidos de gozo que quieren escapar de mi garganta mientras el placer más divino del mundo se apodera de mi cuerpo. Mis músculos se contraen una y otra vez, mi sexo te chupa, te abraza, quiero sacarte la leche de las bolas para que me llenes toda.
    
    Cuando ya el orgasmo llegó hasta la cima dejo de ...