¿Por qué a mí? Capítulo 49 - Relatos Eróticos

¿Por qué a mí? Capítulo 49

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Capítulo 49

Fighter

Y cuando mencionó sobre el acosador en Facebook, comencé a tener recuerdos de que en ese tiempo había agregado a un usuario bajo el nombre de José Ávila y que únicamente tenía fotos de su cuerpo sin si quiera mostrar su cara; sólo una ocasión había subido él una foto dónde apenas se le lograba ver el mentón con barba; pero de ahí en fuera no se dejaba ver más y era todo un misterio; recordé que cada que subía unas fotos nuevas o escribía algo en mi muro, él siempre me comentaba o daba me gusta, sin embargo, las charlas que teníamos eran limitadas y nunca supe bien de ese ser incognito, hasta ahorita que Aníbal me estaba diciendo que era él.

– Si recuerdo que alguien me acosaba en Facebook, pero, ¿de verdad eras tú? – Dudando dije.

– Sí, en serio era yo, Job, todas tus fotos me gustaban, cuando supe de que eras bailarín como yo, pedía que en algún momento de nuestras vidas nos viéramos en algún evento de baile y aunque éramos de estados diferentes, siempre estaba deseando que coincidiéramos y pues sí, sí coincidimos, pero nunca tuve el valor de decirte lo que sentía y ahora que el destino nuevamente nos ha puesto aquí, no quiero dejar pasar esa oportunidad y decirte que yo quiero un mundo contigo porqué me has gustado desde siempre, sólo quiero que me des una oportunidad, sólo una y te enamoraré. – Aníbal tomaba mi mano y me lo decía con una calma y serenidad inmensa.

– Es qué no puedo creer que seas tú, ...

... él, digo que él seas tú, ¡oh es tan confuso! – Nervioso le decía.

– Sí, yo era José Ávila. – Me decía con total seguridad.

Esa afirmación me corroboraba que efectivamente no me mentía Aníbal era José, pero, ¿por qué ocultarse?

Estando allí los dos, nos mirábamos detenidamente, dejando que el silencio nos gobernará, nos invadiera la pasividad, nos envolviera la noche, nuestro respirar era calmado, ambos nos apretábamos las manos y las transparentes miradas reflejaban el uno al otro lo que queríamos; él volver a amar y yo realmente sentirme amado, ¿pero es este el momento adecuado?

Él y yo comenzamos a acercarnos poco a poco, nuestras narices rosaban nuestras respectivas mejillas; la noche estrellada, las luces de la ciudad nos iluminaban, el aire fresco nos despeinaba los cabellos, nuestras manos se separaron para poco a poco para irse deslizando suavemente por los hombros y rosar nerviosos nuestros labios; después de mucho tiempo estaba recibiendo un beso, un beso que se tornaba dulce, suave, sencillo, sin prisas, sin ansiedad, era algo muy tierno, podía sentir su cuerpo temblar y creo que él también podía sentirme vibrar; su mano derecha me acariciaba mi cabello, nuca y cuello; yo sostenía su cabeza con delicadeza con mi mano izquierda; ese beso lindo que se sentía como de minutos, fue de tan sólo 45 segundos exactos; ¿qué cómo lo supe?, no sé, simplemente lo calculé.

– Mi niño lindo, besas muy dulce. – Aníbal se saboreaba el beso diciéndome con sonrisa.

– ...