Visitas a mi vecino (Chencho)
Fecha: 18/03/2018,
Categorías:
Gays
Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
... silencio durante unos minutos... - Es que, hace tiempo que no entraba aquí nadie como tu, ¿sabes? Eres una hermosa criatura. Al oír esto, a Chencho se le puso cara de fiesta; y aunque Lucía todavía pesaba mucho en su cabeza, ya no le dolía tanto el alma; y sin embargo, sí sentía cierto cosquilleo entre las piernas. - Te reitero mis disculpas, Chencho. Pero, las proporciones de tus atributos masculinos; en especial, las piernas y el trasero, son algo extraordinario. Que pena que no aceptes parejas. Chencho, no pudo evitar sonrojarse; y decidió aclararle algo... - ¡Gracias!, Samuel. Pero no soy un chapero. - ¡Ah, noo! ¡Perdóname entonces!... … la verdad, es que nunca había intentado contratar los servicios de uno... y está claro que no se me da bien. ¡Disculpame! - ¡No se preocupe! No lo tendré en cuenta. Pero, si de verdad le gustan mis atributos, como dice, no tengo ningún inconveniente en dejar que pueda apreciarlos como guste. Soy un poco exhibicionista ¿sabe? - ¡Ah!, ¿sii?… ¡que bien!... ... ¡bueno!, al menos, con esos pantalones se te ve tremendo, muchacho; aunque, claro, muchísimo mejor sin nada encima, ¿no crees? - Si me sigue, me pondré a su entera disposición... Chencho se levantó y se dirigió al W.C., entró en una de las cabinas, y le esperó con la puerta entreabierta. No tardando mucho (un par de minutos, si acaso) Sami entró; y después de quedarse mirándolo un rato, le echó mano al paquete, para tomarle la medida. Luego, le aflojó el cinturón y se acercó a su ...
... cuello, para poder olerlo... hasta que, le desabrochó el pantalón y le metió las manos en el culo. Lo magreó intensa y detenidamente... y después de suspirar profundamente, lo dejó con los pantalones de loneta beige a mitad del muslo, para sentarse en la taza y recrearse con esa maravillosa visión. - ¡Soberbio!… ¡realmente, soberbio!, exclamó muy excitado. ¡Eres maravilloso!, querido… Le dio la vuelta, y se quedó mirando ese culo, henchido de placer. … hasta que se atrevió a meterle una mano entre las piernas y acariciarle los huevos; buscando una manera de introducirle los dedos bajo la tela de los calzoncillos... - ¡Que gustazo!… ¡me encantas!, nene… Volvió a darle la vuelta y tirando de la cinturilla, dejó que saliera… - ¡Ummm!, ¡que maravilla! Y se la metió en la boca, para dejársela completamente chorreando. - Me encantaría estar en un lugar en el que pudiera disfrutar de ti tranquilamente, muchacho. ¿Te animas a venirte a casa? Allí estaríamos mucho mejor... y no está muy lejos, ¿sabes? Chencho, habituado a irse con sus ligues, no encontró nada extraño en esa pretensión. Así que, aceptó su propuesta, y cruzó la Glorieta de Bilbao con Samuel, para irse con él a Aravaca. Cuando llegaron… Una preciosa verja pintada de blanco, daba entrada a un suntuoso chalet. Una vez dentro, Samuel le llevó a uno de los salones; y abrió un pequeño cajón de uno de los muebles para coger una botellita de plástico, con la que podría vaciarse por completo. Y le indico donde estaba el cuarto de ...