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Vacaciones sumisas
Fecha: 13/04/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... me dijo que no estaba nada mal y que por ella no había problema a lo que el marido reafirmó sus palabras preguntándome a mí sí quería continuar, mientras la mujer levantó su falda y sacó sus pechos del vestido sujetándose ambas tetas que no eran muy grandes pero estaban bastante en su sitio, les dije que por mí no había ningún problema. La mujer me dijo que quería una prueba sobre mí bisexualidad, mientras el marido se había quitado el pantalón mostrándome una polla encogida, bueno corazón primero quiero que pases tu lengua sin retirarme las bragas quiero sentir el calor de tu boca. Evidentemente me puse de rodillas entre los dos asientos y dispuse a hacer mi trabajo humedeciendo aquellas bragas de encaje con mi lengua donde enseguida pude darme cuenta de que esta mujer realmente no estaba depilada mientras el marido sobaba mi culo y jugueteaba con mi tanga llegando hasta mí hoyuelo. Fueron cinco minutos de placer que proporcione a la mujer notando como la humedad de sus bragas no era sola por mis lengüetazos la siguiente orden fue que se la mamase al marido, su polla ya no estaba tan encogida y me diría sobre quince centímetros sin estar completamente recta completamente depilada toda la zona me dispuse a tragarme sin ninguna contemplación aquella verga, enseguida el hombre empezó a respirar agitadamente y a crecer el tamaño de su polla algún centímetro más tonto en largura ...
... como en grosor, fui yo la que paró de mamársela comentándoles que ya era signo de mi bisexualidad, cuando me incorporé el hombre me cogió por la nuca y me plantó un soberbio obeso con su lengua al que se unió la mujer. Todo era lagos en aquel momento los dos estaban contentos por mi comportamiento y por supuesto por comprobar que no tenía ningún problema tanto en chupar como besar a un hombre, fue entonces cuando me dijeron que teníamos que conocer al cuarto en discordia, y qué entre los tres decidiríamos sí entraba en el cuarteto. Mari y Pedro pensaban que tendríamos que ser cuatro para que todo los gastos saliesen mejor, el hombre hizo una llamada indicándole donde nos encontramos acudiendo en menos de diez minutos. Pedro se encontraba en el asiento de alante mientras Marie y yo seguíamos en segunda y tercera fila con la puerta lateral abierta paso a sentarse al lado mía John enseguida sus manos se posaron sobre mis piernas desnudas llegando hasta mis ingresos mientras enseguida busco mi boca para darme un buen bocado. Pedro y Mari le preguntaron al recién llegado que le parecíamos los tres, este sin dudarlo respondió que la semana podía ser muy interesante y que por él no había ningún problema. Se ataron los últimos cabos en los que quedó claramente que yo sería la mujer de John y que ejercería como tal en todo momento siendo dos parejas y compartiéndolo todo todo.