Isabel, te follaba una y otra vez
Fecha: 19/04/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: gungnir, Fuente: RelatosEróticos
... bajó las perfectas escaleras y se dirigió al hall con curiosidad por ver a ese recepcionista tan adusto que pareciese que pudiese rayar el papel de lija.
Aún había bastante gente que llegaba al hotel, muy seguramente para el congreso, el hotel debía estar haciendo su agosto con ese congreso y debía estar llenado todo cuanto pudiese hospedar a una persona. Había bastante alboroto, más parecía un bar que un hall de un hotel de tantas estrellas. Las conversaciones de la gente se entorpecían unas a otras haciendo que se elevase el volumen general y superando la música de fondo. No había jaleo, pero sí que era un nivel sonoro por encima de lo estándar en esos lugares. Al pasar por allí sorteando personas y maletas Carlos echó una mirada atrás para ver al recepcionista lija, no lo divisó de primera pero se percató que todos los demás recepcionistas eran otros (o eso le pareció, no era bueno con las caras). Entre ellos, le destacó especialmente una recepcionista joven, de la misma edad que él más o menos, de unos 26 ó 27 años, pelirroja y con el pelo corto que no le llegaba a los hombros; calculó que mediría metro sesenta quizá y parecía tener los ojos oscuros, tenía una nariz fina y respingona y un rostro dulce y amable. En resumen, le pareció muy guapa. De cuerpo le pareció que estaba muy buena. El vestuario de recepcionista no es ajustado, pero permitía adivinar las formas del cuerpo que cubrían: la pelirroja tenía unas caderas ni anchas ni estrechas, se adivinaba una cintura ...
... estrecha y un muy buen culo, la chica en cuestión parecía estar en forma (esto era una suposición basada en absolutamente nada, pero algo le decía que así era). El señor lija se acercó a la pelirroja y le dijo algo, tras lo cual ella fue a atender a otro cliente. Al haber tantos, no sólo estaban en el mostrador atendiendo, sino también en mitad del hall, como era el caso de ella. No le dio más vueltas a la cabeza y salió a la calle en busca de algo que cenar.
Paseando sin rumbo fijo Carlos llegó a un restaurante pequeño con buena pinta y allí se decidió por sentarse a cenar. Fue una cena sin más importancia que el hecho de llenarse el estómago. Al finalizar pagó la cuenta (solo faltaría) y se marchó. Era temprano y se le antojó el dar un paseo, de nuevo sin rumbo fijo. La mejor forma de hacer turismo es siempre caminar aleatoriamente sin rumbo fijo para ver qué te depara el destino. Pasó junto a algunas tiendas de ropa, cuyos escaparates obvió sin prestarles interés, pasó junto a bares y restaurantes y pasó junto a librerías, cuyos escaparates si que miró con atención al no poder entrar a la tienda. En un momento del paseo vio el cartel de un sex shop y le dio curiosidad visitar la tienda erótica. Estaba en un callejón, parece que estas cosas siempre estén medio escondidas pero a la vista de todos, son siempre secretos a voces. Al entrar a la tienda una mujer bastante guapa, de unos 40 años le dio la bienvenida, era la dependienta de la tienda, era rubia y de ojos azules, ...