1. De cuando la putita que hay en mí salió a relucir (Parte 1)


    Fecha: 22/04/2024, Categorías: Hetero Incesto Voyerismo Autor: NoemiNinfo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... sentí por primera vez en mi corta vida, una verga en mi vagina. Cada nueva sensación era distinta a la anterior pero igual o de mayor satisfacción. Mi vagina estaba muy estrecha y le costó un poquito poder metérmela, pero cuando por fin lo logró yo sentí brevemente dolor que enseguida se sustituyó por placer, pues sentía perfectamente cómo entraba su verga, ayudado por supuesto por lo mojada que estaba. Creo que mi tío ya no aguantaba más y cuando yo comencé a brincarle con su verga aún dentro, él me la sacó abruptamente y me aventó en la cama y antes de que empezara a mamarme de nuevo mi puchita sacó algo de su cajón que se llevó a la boca (después supe que era una pastilla para “aguantar”) y fue como siguió mamando un poco. “Ponme como quieras y hazme lo que quieras” le dije, pero olvidé decirle que lo único que no quería era que me la metiera por el ano y aunque en esta vez no lo hizo, cuando me puso de perrito y me empezó a chupar por atrás, su lengua de pronto pasaba por mi ano y contrario a lo que ...
    ... pensaba, al menos eso, era rico. Después de un rato en esa posición lamiéndome, me penetró así y fue súper delicioso sentir como se me dejaba ir con todas sus fuerzas, yo tenía muchas ganas de hacer del baño pero me aguantaba porque no quería que acabara pero algo dentro de mí era ya incontrolable y sentí que por un instante se me paraba el corazón (hola Sr. Orgasmo), agradezco a la vida que no haya habido alguien porque mis gemidos eran fuertes e incontrolables y cuando por fin pasaba ese sentimiento, mi tío sacó su verga de mí, me volteó y me llenó mi carita con su leche aún caliente. No era nada desagradable su sabor por lo que en un típico cliché porno, comencé a comerme todo lo que me había echado, no sin antes untar mis tetas de su semen. Él seguía con la verga parada y con lechita que aún le escurría por lo que me la llevé de nuevo a la boca y le limpié todo.
    
    Ya no hubo necesidad ese día de decir más palabras, pues por el cansancio del acto y empapados en sudor, nos quedamos dormidos hasta el siguiente día. 
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