1. El cuarto prohibido de mamá - 05


    Fecha: 25/04/2024, Categorías: Incesto Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos

    ... doblaron en “L” sobre el colchón y su culo se levantó tanto, que el camisón descubrió el comienzo de las nalgas.
    
    Julián se pellizcó para comprobar que estaba despierto, y tomó el gel en la mesa de luz antes de colocarse detrás de su madre, cuyos pies pulcros sobresalían de los bordes de la cama. Las piernas estaban algo separadas, pero no demasiado, y aun con el camisón la vista podía ser descrita como perfecta. Así que cuando la tela fue corrida y enrollada sobre la cintura, sintió que el corazón le jugaría una mala pasada y se detendría justo ahí.
    
    —Dios mío —dijo Beatriz.
    
    No había nada que añadir, pues aquello en efecto parecía obra de dios. La marca del bikini, blanca como leche, se dejaba ver entre el suave tono tostado. La añorada vagina se veía con claridad, algo más apretada que la vez anterior, rosa y salpicada con vellos negros. Y más arriba, tras quizá un centímetro y medio de piel pálida, ese ano en el que no había pensado mucho hasta ese preciso momento. Estaba cerrado, como si nada aguardase dentro. Como si nada hubiese entrado jamás por sus fronteras. Era un círculo imperfecto, no tan oscuro ni rosa, sino algo pálido como toda esa piel a la que el solo no había tenido acceso. Podían verse las arrugas, repartidas con cierto equilibrio, y los delgados pelos que aparecían perdidos en las cercanías.
    
    El impulso llevó a Julián a buscar su pene, pero la mente lo detuvo.
    
    —Abre un poco más las piernas, ma.
    
    De a poco, las rodillas se deslizaron sobre la ...
    ... cama y el trasero bajó un poco. La línea que dividía ambas partes de la vagina ahora era más bien una grieta, por la que se podía ver el húmedo interior que sin dudas había sido penetrado por el dildo hacía poco tiempo.
    
    —¿Como lo harás? —preguntó Beatriz.
    
    —Primero meteré un dedo para ver si logro tocarlo, ¿está bien?
    
    —Hazlo despacio, por favor.
    
    Con una mano, Julián separó un poco más el carnoso glúteo de su madre, y con la otra dejó caer un pequeño chorro de lubricante sobre el orificio. Su madre se contorsionó solo un poco, pero lo hizo con aún más violencia cuando el dedo comenzó a hacer pausados masajes circulares. Julián no tenía idea de lo que estaba haciendo, solo usaba la lógica, y la usaba bien. Si hubiese tenido tiempo de pedirme un consejo, mi sugerencia hubiese sido esa.
    
    —¿Estás bien, mami? —preguntó Julián.
    
    —Si —respondió ella y la palabra se extendió como un diminuto grito cuando el dedo la penetró.
    
    —¿Estas bien? —reiteró, esta vez preocupado.
    
    —Si, ¿encontraste algo?
    
    —No…
    
    Apenas había metido el dedo hasta la primera articulación. Apenas había superado por un poco el tamaño de la uña de su índice. Empujó un poco más, con cierto esfuerzo, preguntándose como su madre había logrado introducir esas esferas cuando el dedo entraba con tal presión.
    
    —Relájate un poco —dijo Julián.
    
    —Es fácil decirlo…
    
    Retiró un poco el dedo, como si tomara impulso y volvió a embestir lentamente. Poco a poco la carne cedía ante la presión. Las paredes ...
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