1. Cap. 14 De su hijo a su mujer (Llenado por primera vez)


    Fecha: 13/06/2024, Categorías: Gays Incesto Sexo con Maduras Autor: MachoLingerie, Fuente: SexoSinTabues30

    Mi bebé, mi nena, mi putita, mi nene, mi amor… cada una de esas palabras cobraban más sentido en mi cabeza ahora, hace unos segundos papá me había dejado su juguito adentro, yo había estado con mis piernas lampiñas y delgadas, abiertas completamente por sus brazos firmes, él estaba entre ellas dejándome sentir la dureza, el grosor, y el calor de su pene. Ahora me sentía en las nubes, aún podía escuchar el sonido de su saliva al entrar y sacar la cabeza su pene en mi colita, esa que me había estado rosando dulcemente justo antes de explotar en mi. Cuando la intensidad del orgasmo bajó y luego de besarme y abrazarme de recostó sobre mí, bajó mis piernas y él se acomodó entre ellas, su pecho lo pegó al mio, sus codos los apoyó uno a cada lado de mi diminuto cuerpo y puso su cara en mi cuello, seguía respirando agitado, sus labios húmedos estaban justo bajo mi oreja, su pecho firme en mi estómago y sus pene aún duro estaba palpitando, perdiendo fuerza a la altura de mis rodillas. ambos sudábamos, mi manos acariciaban su ancha espalda, estaba un poco húmeda por su sudor, por lo que mis deditos se deslizaban fácilmente desde su cuello y hombros hasta casi sus nalgas, a las que no podía llegar por nuestra evidente diferencia de tamaño. Así estábamos mientras en mi cabeza no dejaban de pasar escenas de todo lo que había vivido con papá estos tres años, mis mamadas secretas, su cara al descubrir que yo era su mamador nocturno, su lengua en mi culito la primera vez que la posó en mi, ...
    ... su semen en mi boca y la explosión de sabor al sentirlo, sus acabadas abundantes en mi cuerpo, en mi espalda, a veces en mi pecho y por sobre todo en mi boca, eso creo era lo que más le gustaba. Cómo ya le he contado me había vuelto un adicto a mamarlo donde fuera. Al ser pequeño no tenía que arrodillarme para hacerlo, bastaba con acercar mi cara, restregar mi nariz en su pantalón o en su ropa interior y esperar con mi boquita abierta que pusiera su pene en mi; flácido, a medio erectar o completamente duro, dependía de la ocasión o del lugar.
    
    Mi culito se sentía caliente, tenía una pequeña picazón y sentía que iba a explotar, porque todo su juguito me lo había dado adentro, no muy adentro como podría haber sido si hubiese tenido el culito más entrenado, pero sí, los cuatro o cinco centímetros de longitud de su glande hacían la profundidad suficiente para llenarme, y sobre todo considerando que era la primera vez que hacía algo así.
    
    Mientras mis pequeñas manos seguían acariciando su espalda y sus labios seguían pegados a mi suave, blanco y tibio cuello, en mi cabeza seguían resonando las palabras con las que papá me había llamado en los últimos años “bebé, mi nena, mi putita, mi nene, mi amor”, cada una de ellas representaba un momento diferente, una acción diferente y por ende una sensación distinta en mi interior.
    
    Él se quedó en silencio paralizado, sus labios gruesos estaban entre abiertos como queriendo partir una frase, sus ojos color miel estaban pegados a los ...
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