Mi mama malfollada: episodio 1 mi primer día (1) - Relatos Eróticos

Mi mama malfollada: episodio 1 mi primer día (1)

6 AÑOS ANTES:

--Uffff…….Dios míiooo hijoooo…..

¡!Ya eres un hombre !!

--A partir de hoy tendrás que bañarte tu solo

Tenía 13 años y mi bella y amada madre que siempre se había cuidado de bañarme, observó que ya había llegado mi pubertad y tal como me anuncio, decidió poner fin a estas sesiones.

Por desgracia para mí, se acabaron aquellos agradables días que mama me obsequiaba con tanta dedicación y ternura.

Para mí era todo un acontecimiento, me pasaba las horas esperando que empezara de nuevo aquel extraordinario ritual, anhelaba que se repitiese una y otra vez.

Llegado el momento me sentía un niño mimado, amado, satisfecho y encantado por la manera tan especial en que mi madre me bañaba.

Recuerdo aquellos maravillosos momentos paso a paso:

Primero recorría todo mi cuerpo con mucha delicadeza utilizando una fina esponja llena de gel.

Lo siguiente consistía en quitarme el jabón con sus finas manos.

Al percibir ya su contacto directo provocaba en mí una reacción muy placentera, cerraba los ojos para aun sentir mejor como las palmas y las yemas de sus dedos se deslizaban sobre mi piel.

Mama me frotaba y acariciaba suavemente, muy poco a poco, sin prisas, desde la cabeza hasta los pies y pasando por mis zonas más sensibles.

Finalmente venia la parte que más me gustaba:

Mama me secaba con la toalla, esmerándose en acariciar todos los rincones de mi cuerpo y que tanto me gustaban.

Finalmente volvía de nuevo a recorrer toda mi piel con ...

... una crema hidratante.

Para finalizar dándome un beso y un cariñoso cachete en el culo.

En nuestras largas de remojo era tanto su entusiasmo y dedicación empleada que a veces con la mano tocaba mi pene y entonces….me excitaba.

Aquel día de tanto roce y contacto ocurrió lo más lógico y lo inevitable:

!! Mi polla se puso tiesa y dura como una barra de hierro !!

Recuerdo perfectamente que al agacharse con la esponja observe a través de su escotada bata una buena parte de sus preciosos pechos, esta visión acompañada de sus toqueteos polláceos, me llevaron al límite y por más que me esforcé no pude evitar empalmarme del todo.

Asombrada velozmente a mi sobrevenida trempada, Manuela (así se llama ella) aparte de su inicial comentario, reaccionó de una manera imperceptible, normal, como si no pasara nada, en realidad era justamente eso, un hecho natural, ley de vida, aunque si advertí algo, por unas milésimas de segundo, como mujer que era, lanzó una furtiva mirada y cuando me vio la polla bien proporcionada, tardo más de la cuenta en retirar los ojos de mi polla.

Entonces mama se giro de espalda y murmuro ¡! En eso no te pareces a tu padre !!.

Si bien lo dijo en voz baja, la excitación le traiciono y no ajustó el volumen correctamente, su expresión sonó más de lo que ella quería y yo lo oí perfectamente.

Años más tarde mama me confesó que tal y como vivió ella este episodio no pudo evitar ponerse cachonda, me comentó que viéndome con mi erección acompañada ...