1. Enredos de cables - parte 5


    Fecha: 28/06/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: salido850, Fuente: TodoRelatos

    ... de sus piernas. Yo ya estaba listo para un segundo asalto pero imaginé que ella querría dormir ya que entraba mucho más pronto que yo. Me despedí de ella lanzando un beso a la pantalla de la tele y ella me lo devolvió guiñandome un ojo al mismo tiempo.
    
    Cuando me iba a quedar dormido me mando un enlace a la tienda de aplicaciones y un mensaje que decía:
    
    Este es otro regalo para los dos, úsalo bien, ya me dirás si te gusta la idea.
    
    Abrí el móvil y vi que el enlace me llevaba a una aplicación del mismo juguete que había usado para masturbarse ella cuando me llamó. Era la típica aplicación para controlar la vibración del mismo pero tenía dos apartados y me quedé alucinado cuando caí que obviamente pertenecen a cada uno de sus agujeros, de ahí la forma del mismo. Me quede pensando si activarlo ahora o iba a ser muy cruel no dejarla dormir, quizá me podría divertir a partir de mañana.
    
    Le mandé un pantallazo del panel de control por el móvil y un emoticono de diablo adjunta a ella. Cerré el móvil y me quedé dormido.
    
    Cuando desperté, tenía una notificación de la app del juguete. Me indicaba que la propietaria lo había activado y que a que esperaba para usarlo, aún dormido no procesé lo que eso significaba. Me fuí a duchar tranquilamente y a tomar algo mientras me vestía para ir a trabajar. Cuando me subí al coche, recibí otra notificación animándome a usar el juguete y en ese momento me desperté un poco más y me di cuenta de quien tenía ese juguete y donde lo llevaba puesto. Me puse totalmente cachondo y no eran ni las 8 de la mañana. Ella por su puesto, entraba a trabajar como a las 7 y eso me llevó a pensar que lo llevaba puesto en la oficina… Menudo torbellino de mujer que había conocido… antes de meter la llave en el contacto le di al botón de encendido y se activaron los dos apartados de los disponía la app. Arranqué el coche y me fui a trabajar pensando en cómo usar, de manera cachonda, ese poder que ella me había dado.
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