1. El gordo y fuerte señor dueño de un Border Collie 4


    Fecha: 30/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Fetichismo Incesto Autor: ssss, Fuente: SexoSinTabues30

    Lo que sucedía en esa biblioteca era extraordinariamente lujurioso para mi. Era impresionante el cuerpo orondo y muy robusto que poseía aquel señor, y un prodigio de la naturaleza que calzara tan bello y grueso falo. Quizás por ser tan poco experimentado me parecía enormemente poderoso y me erotizaba de una manera diferente a todo lo que conocía.
    
    No lo sabía en ese momento, pero Don Ernesto, su cuerpo, su polla, su manera de ser, de vestir, de comportarse, su edad, etc, sería el tipo de hombre que desearía sexual y afectivamente el resto de mi vida. Era tan macho que cabalgándole su pollón ya en completo éxtasis, no tuve otra opción que asumir un rol femenino. Yo no era afeminado. No tenía pluma y ni siquiera me consideraba maricón, pero cuando me sodomizó mi primera vez algo muy fuerte en mi interior me hizo sentir una mujer, y además, su forma de hacerlo, de acariciarme mientras estaba dentro de mi, me hizo sentir amado y deseado.
    
    Mientras subía y bajaba su badajo apoyando mis manos en sus poderosas y sexys rodillas eyaculé fuertemente. Entonces emocionado por lo que sucedía me recosté sobre su torso. Mi espalda se arqueó ante su voluminosa y dura barriga. Notaba su palpitar intenso dentro de mi ano. Parecía estar muy cómodo así. Acariciaba mis delgados brazos a la vez que me besaba repetida y suavemente los hombros. Estuvimos así unos cuantos minutos y lejos de que su miembro se descinchará, lo notaba cada vez más fuerte.
    
    No hablábamos. No decíamos tacos. ...
    ... Apenas gemíamos concentrados en el placer. Mi culo me ardía y decidí que era mejor salirme para complacerle devotamente como él quisiera y pudiera correrse tan bien como me lo había hecho hacer a mi. Él mismo fue ayudándome subiendo lentamente mi culo agarrado por sus grandes manos mientras yo me incorporaba. Salió toda y tuve la sensación de vacío. Sentí que me faltaba algo importante. Me llevé la mano al ojete y me asusté al palpar el agujero en que se había convertido. Miré mis dedos embadurnados por una mezcla de sangre y líquido pre-seminal, y al observarlos me invadieron unos sentimientos encontrados de repugnancia y felicidad. Ya nada sería igual.
    
    Me giré hacía Don Ernesto y lo encontré de pie con los brazos en jara y las manos en su cintura muy serio, como esperando a que yo actuase. De su poderoso y musculado tren inferior destacaban los gemelos y los muslos grandes y duros, y sobre todo aquella tremenda polla que ejercía un ángulo de 45º hacia arriba que casi tocaba con su redondo barrigón. De ella colgaban enormes, unos preciosos huevos del tamaño de dos pelotas de golf que se distinguían perfectamente dentro de su caído escroto desinflado. “No te preocupes por la sangre, es normal la primera vez” me dijo suavemente pero con su voz grave, y diciendo esto empezó un leve balanceo de aquel cuerpazo hacia delante y detrás con sus pies inmóviles. Era impresionante verle con la camisa abierta, la rebeca de punto con botones y los pantalones y calzoncillos todavía en los ...
«123»