1. El internado - 1a parte - Camila


    Fecha: 05/07/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: federico montes, Fuente: RelatosEróticos

    Estaba enojado con la vida. Más que eso, decepcionado. Fruto de una separación en malos términos, sumado a una equivocada idea que mi mujer iba a ser amable en la repartición de bienes (que no lo fue), terminé teniendo que trabajar, a mis 55 años para poder vivir. Por suerte, los oficios aprendidos de joven me sirvieron para esta colocación de encargado de mantenimiento en un internado de alta categoría en las sierras cordobesas.
    
    El trabajo no era malo, mi capacidad me permitía hacerlo sin matarme, la paga era bastante aceptable y, además, no gastaba nada. Tenía alojamiento (una cabaña retirada en el bosque), comedor gratis y ningún lugar donde gastar la plata. El internado estaba alejado de todo. Como soy tranquilo y me gusta la naturaleza, no la pasaba tan mal, no tengo hijos para mantener ni preocuparme y consideraba esto unas vacaciones transitorias, pensando buscar otro trabajo ni bien pueda.
    
    Además me permitía pasear por un paisaje hermoso y, como me gusta caminar y a la vez me mantiene en forma y saludable, en poco tiempo mi cuerpo volvió a tener la firmeza y la forma de mis años de rugbier. Toda la vida hice deporte pero, en los últimos años me había dejado estar. Era bueno sentirse otra vez ágil y con el cuerpo firme.
    
    No tenía relación alguna con las alumnas (era un internado de mujeres). La Secretaría arreglaba los horarios para que yo reparara en los lugares donde no había clase. Apenas veía, a veces y de lejos, a las alumnas. Se las veía ordenadas y ...
    ... obedientes. El lugar tenía fama de ser muy estricto, tal como me dijeron los escasos pobladores que conocí las dos veces que había bajado al minúsculo pueblo a tres kilómetros del colegio.
    
    Pero un día hubo un corte general de luz y tuve que ir a reparar el cortocircuito, revisando palmo por palmo la instalación hasta encontrarlo. Eso me llevó a tener que entrar a las habitaciones de las chicas, a los baños y, en resumen, a todos lados. También sirvió para poder ver a las alumnas (jóvenes de secundaria y algunas que seguían el profesorado) y que ellas me vieran a mi. Si bien hice deportes toda mi vida, no creía ser un posible objeto de deseo para criaturas tan jóvenes. Pero no contaba con un detalle: era el único hombre en diez kilómetros a la redonda fuera de sus profesores, que eran solo dos, viejos y acartonados. El resto eran todas mujeres.
    
    Así fue que empecé a descubrir que era el centro de miradas de muchas y (después me enteré) el ícono sexual posible de esas jovencitas alborotadas por las hormonas y en pleno despertar de su sexualidad. La primera advertencia de esto vino desde la Dirección. Alguna santurrona entre las alumnas paso el dato de los comentarios que se escuchaban en los dormitorios y fui llamado para ser advertido de aquello que yo ignoraba y de lo cual era (hasta ese momento) inocente.
    
    Mi elocuente cara de asombro, mi sincera aseveración de no tener idea de nada y mi repetido juramento de no querer hacer nada que me hiciera perder el empleo, llevó ...
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