Confesión de un infiel (2)
Fecha: 20/03/2018,
Categorías:
Infidelidad
Hetero
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... solamente a que fuese bajando despacio hasta quedar arrodillada en el suelo, con la cara pegada al respaldo. Cuando terminaba de ajustarme la ropa, oí que me decía: -Gracias, D. Roberto, no sabe lo que necesitaba esto… -Mañana la espero a la misma hora. Y venga con el coño bien arreglado –Le dije interrumpiéndola. Cuando llegué al día siguiente ya me estaba esperando. Se encontraba de pie, junto al sillón donde la había follado el día anterior. El continuo movimiento de sus manos, me indicaba que estaba nerviosa. -Desnúdese. –Le dije como saludo. Iba con un vestido tipo bata, como el del día anterior, pero de distinto color. -Yo… Es queeee… -Que se desnude o se marche. No me gusta repetir las cosas. –Esta vez en tono más seco y duro, al tiempo que empezaba a desnudarme. Empezó a desabrocharse la bata despacio, botón a botón, con la vista baja, puesta en cada uno de ellos. Mientras yo ya me había desnudado y la miraba como lo hacía. Poco a poco iba mostrando su cuerpo. Un sujetador blanco, viejo pero limpio, de un blanco impecable, ubicado casi en su cintura, al que seguían unas enormes bragas negras que cubrían su amplio abdomen. La verdad es que había llegado excitado mentalmente, aunque esa excitación no se reflejaba todavía en mi polla, pero al verla empezó a bajar mi interés. No mejoró cuando se quitó el sujetador y sus tetas caídas y planas quedaron colgando y me enfadé cuando se sacó las bragas y apareció la abundante mata de pelo que su abultado bajo vientre no podía ...
... ocultar. -Ayer le dije que viniese con ese pelo recortado… -Perdone, D. Roberto. –Me interrumpió con la cara totalmente roja y sin saber dónde poner las manos.- Pero no sabía cómo hacerlo. Mi marido se afeita con máquina eléctrica y no me veo bien esa parte para hacerlo con la tijera. En las revistas del ramo, las mujeres ya aparecían en las fotos con los pelos bien recortados. Se hablaba de la “raya del bikini” y muchas de ellas mostraban su vulva sin el más mínimo asomo de vello. Con Susana había practicado el recorte y eliminación, para lo que disponíamos en el apartamento de útiles de afeitar y maquinilla de cortar pelo. Le pedí que me acompañase al baño, donde arreglaba normalmente a Susana y, al igual que a ella, la hice sentarse en el borde, con los pies dentro, pero su vientre caído no me permitía acceder. Después de pensar unos segundos, la hice acostarse boca arriba en la cama, con una toalla bajo su culo, y levanté sus piernas llevándolas hasta la cabecera, atándolas con los cordones de las cortinas que Susana se había empeñado en poner. Quedó bien abierta de piernas y con toda la mole de carne retirada de su coño. Preparé agua, jabón, navaja, tijeras y la maquinilla manual. Procedí a recortar los pelos largos con la maquinilla del pelo, dejándolos al tamaño preciso. Los de encima del pubis a unos dos centímetros y los de la vulva rapados a todo lo que daba la máquina. Tras descansar un momento porque la mano me dolía de manejar la máquina, procedí a humedecer la ...