1. Como conocí a mi remordimiento (IV)


    Fecha: 13/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: vivipaz, Fuente: CuentoRelatos

    ... segundo que se detuvo se me hizo eterno. Pensé que me iba a decir que notaba un olor raro, pero lo que me dijo es que si tenía frío, y bajó la vista hacia los dos botones que bajo la fina camiseta parecían querer abrirse paso hacia la libertad. Le sonreí y por sorpresa me agarró los pechos primero, y posteriormente me levantó la camiseta dejando a la vista unas tetas que ciertamente habían vivido tiempos mejores pero que, según una buena amiga que tiene un salón de belleza donde suelo ir a depilarme y darme un masaje de vez en cuando, aparentaban una edad bastante inferior a la que se mostraba en mi ficha de cliente.
    
    Aquella noche, después de bastantes semanas en las que apenas habíamos tenido más contacto que el de unas caricias que no fueron a más, mi marido comenzó a besarme los pechos al tiempo que tiraba de mi pantalón hacia abajo. Pasados los muslos, el pantalón cayó por su propio peso hasta los tobillos y con un par de movimientos conseguí dejarlos a un lado. Me dejé caer en el sofá, separé las piernas y dejé que contemplase mi sexo entreabierto. Él estaba desabrochándose el pantalón y mientras lo hacía acerqué los dedos a mi sexo y separé los labios ofreciéndole así una visión más clara de lo que quería de él.
    
    Le vi sacar su pene y agitarlo un poco como para hacerlo despertar de un letargo tal vez demasiado prolongado, y me animó ver que aquello parecía responder al estímulo visual de mi coño abierto y mis dedos jugueteando a su alrededor. Le ayudé un poco ...
    ... tomándolo entre mis dedos y tiré de él animándole a acercarse más a mí. Lo introduje en mi boca y aunque lo sentí menos vigoroso y más delgado, lo chupé recordando que apenas unas horas antes aquella boca se había llenado de otra polla que apenas me dejaba sitio para nada más. Lo lamí, lo chupé y mojé lo suficiente como para ponerlo a tono sin llegar a ese punto de no retorno que haría que aquel trabajo que había empezado terminase demasiado pronto.
    
    Volví a recostarme y le pedí que me follase. Mientras se lo decía sentí el remordimiento y la culpa de lo que había hecho en el parking. Se acercó a mi, que le esperaba con el fuego que Marcos había prendido entre mis muslos, y me penetró sin darme tiempo apenas para reaccionar. Sentí como se deslizaba en mi interior y quise que me apretase y se hundiese en mí, porque, aunque sabía que no me iba a hacer gritar de placer, sí que me gustaba, y necesitaba compensarle.
    
    Aquella noche gemí y grité regalándole los oídos y sintiéndole como se crecía ante ese placer que me estaba dando. Se corrió mientras me empujaba sobre el sofá y segundos más tarde lo apreté contra mí y fingí tener un orgasmo intenso.
    
    No me costó hacerlo, aún lo tenía muy vivo en la memoria.
    
    En ese instante, hubiese pausado la vida para disfrutar viendo como mi marido, mi compañero de camino, se sentía feliz de haberme hecho el amor con pasión, casi como antaño. Nos abrazamos y así estuvimos un buen rato, desnudos, en silencio, a pesar de que aquel día yo tenía ...