1. De camino al pueblo, me decía a mí mismo que no lo volvería a ver


    Fecha: 19/07/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Gays Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... brazos.
    
    Tanto él como yo nos sorprendimos, más aún cuando no sé cómo, ni por qué, yo comencé a restregar mis nalgas contra su cuerpo.
    
    Al mismo tiempo que comencé a decirle que me soltase, que no me fuera a violar, que jamás nadie me había comido el culo.
    
    No sé qué otras tantas tonterías comencé a decirle, cosas que lejos de hacer que él me soltase, lo que provoqué fue que se excitase, y comenzó a apretarme contra su cuerpo.
    
    Cuando casi llorando, logré zafarse de sus brazos, pero con lo ebrio que me encontraba, di un par de pasos, y luego un tras pie, por lo que caí al suelo, quedándome bocabajo tirado en el piso.
    
    Con mis piernas abiertas, mostrándole no tan solo mis nalgas, sino que también mi esfínter, quizás en otro momento, él ni tan siquiera se hubiera interesado, ni en mirarme.
    
    Pero en ese momento, con lo bebido que él también se encontraba, al verme así, se ha bajado los pantalones, y dirigió su verga, al centro de mis nalgas, y sin pérdida de tiempo, me ensartó.
    
    Mientras que yo daba gritos de dolor, y llorando le pedía una, y otra vez que me lo sacara. Mientras que él me decía, una y otra vez. “Deja de llorar y mueve ese culo, maricón”.
    
    Por un cortó rato tras enterrarme todo su pedazo de carne, me quedé en silencio, y cuando él comenzó a meter, y sacar toda su verga de mi culo, yo no sé por qué comencé a menear mis caderas, de manera rítmica, y bien sabrosa.
    
    Al poco rato, ambos disfrutábamos al máximo de lo que estábamos haciendo. En ese ...
    ... momento me dijo que hacía tanto, y tanto tiempo que no tenía sexo.
    
    Mientras que yo, no sé cómo no dejaba de decirle. “Papito dame duro, entiérramelo todo, este culito es solo tuyo”. Cuando finalmente se vino, fue dentro de mis nalgas, en cierto momento, me apretó con tanta fuerza, que pensé que estaba a punto de partirme en dos, entre sus brazos.
    
    Al sacármelo, en medio de la fuerte lluvia que volvió a caer, salí al frente de la casa, y agachándome como si estuviera cagando, expulsé todo lo que me había dejado dentro.
    
    Cuando regresé nuevamente mojado, con mis mojadas manos lavé su verga, y casi de inmediato sin que él me dijera nada, me dediqué a mamársela, hasta que se le volvió a parar, y nuevamente me la volvió a enterrar.
    
    Al día siguiente, cuando desperté, él se encontraba aun sobre mí. Fue cuando, me dijo. “Realmente pareces una mujer, con tu largo cabello castaño, y tus paradas nalguitas”.
    
    Yo no supe que decirle, en mi mente me preguntaba a mi mismo como era posible que hubiera dejado que me diera por el culo, y voluntariamente me pusiera a mamar su verga.
    
    Apenas él se levantó, y vistió, yo entré a la ducha, y tras darme un buen baño, aparecí vestido en la cocina.
    
    Como si no hubiera sucedido nada entre nosotros, con una gran sonrisa me despedí, y le di las gracias, por todo.
    
    Camino al pueblo me decía a mí mismo que no lo volvería a ver, pero como al mes, me provocó irlo a visitar, y tras darnos unos cuantos tragos, y prender un cigarrillito de los ...