Mi esposa argentina 6 parte 10 (Final) - Relatos Eróticos

Mi esposa argentina 6 parte 10 (Final)

... del suelo besaba, como en trance, con los ojos cerrados, todo el pie y el tobillo derecho de mi esposa y el hombre grueso del suelo, acariciaba el delicado pie izquierdo de mi esposa y besaba la rodilla y la parte posterior de esa pierna.

Mi esposa arqueó su cuerpo y comenzó a correrse. Los restantes marroquíes estaban ahora si apiñados en derredor, mirando y masturbándose suavemente.

Todo parecía suceder en cámara lenta, como en un sueño, solo el cuerpo de mi esposa quebraba esa casi inmovilidad onírica, arqueándose y temblequeando sobre el sofá siendo acariciada y estimulado por siete hombres a la vez.

Entonces todo comenzó a precipitarse cuando el hombre del cigarro, sacó su polla fuera del pantalón y golpeó con ella la frente y la nariz respingada de mi esposa y luego se echó hacia adelante y Fernanda lamió sus huevos, exquisitamente con un golpeteo suave de su lengua pequeña y rosada.

Y ya Hakim y el persa liberaban sus pollas y Fernanda envolvió esas dos pollas oscuras y largas con sus manos delicadas y de uñas finamente barnizadas.

Y otro hombre detrás del sofá acercaba su polla a la boca de Fernanda y esta besó la polla y luego mamó levemente y volvió a besar la polla y los huevos del hombre del cigarro.

Y entonces el hombre cincuentón y obeso de bigotes se incorporó con esfuerzo del sofá donde estaba repantingado y se acercó y luego se puso de rodillas en medio de las piernas de Fernanda y los dos hombres que besaban los pies de mi esposa ...

... abrieron las piernas de ella lentamente, para hacerle lugar al cincuentón y este acercó su cabeza semi calva allí, al coño de mi esposa y vi como Hakim corría a un costado la tela de encaje del tanga.

Los gruesos bigotazos del cincuentón obeso se posaron en el coño humedecido de Fernanda como dejando allí una plegaria de adoración y lujuria.

Y mi esposa se sacó una de las pollas oscuras de su boca y miró hacia abajo en un estado de fascinación total y luego me miró y su cara era un poema de belleza y deseo y concupiscencia extrema y delicada y sutil.

_Esto es la ostia…doc_ dijo Joselu a mi lado y de pronto él también se había convertido en un voyeur, en un mirón como yo.

Y ya varios pares de manos oscuras, marrones y anhelantes bajaban los breteles del vestido y liberaban esas tetazas blancas y llenas del sujetador y Hakim se inclinó para meterse todo un rosado pezón en la boca y lo mismo hizo el persa y el hombre del cigarro volvió a ponerle el cigarro de hachís en la boca y luego besarla y luego la polla en la carnosa y jugosa boca y los que estaban detrás del sofá metían mano donde podían acariciando los hombros y el cuello de mi esposa y hacían fila esperando turno para que ella les mamara las pollas echando su rubia cabeza hacía atrás.

Y Fernanda seguía pajeando a Hakim y al persa y también en un momento acaricio la calva del cincuentón obeso que le estaba devorando el coño y los dos en el suelo seguían lamiendo y besando y engullendo los delicados pies y otro ...