Dos hermanas
Fecha: 25/07/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: secretfile, Fuente: TodoRelatos
Ya era la tercera vez que había revisado la maleta de viaje y tenía la certeza de que algo se estaba dejando.
- Pijama, pantalones, braguitas, calcetines, la switch, juegos, el mando, el…- Murmuraba Carla mientras enumera e iba señalando y comprobando cada uno de los artículos que contenía la maleta. - ¡EL DOCK! - Exclamó al darse cuenta de que le faltaba el soporte para conectar la switch a la televisión.
Siguió comprobando cada una de las cosas que tenía en la maleta. Cogió y levantó hasta la altura de los ojos el dildo de color lila. Su favorito.
- Qué hago contigo ¿Te llevo o no te llevo? ¿Cojo el satisfayer mejor? No, calla, te tendrás que apañar sin nada. Allí no hay más que una habitación. - Pensó Carla - No voy a tener intimidad para esto y me va a dar cosa si me tengo que estar metiendo en el baño cada dos por tres para masturbarme.
Se lo pensó un poco más. Al final escondió el dildo entre sus prendas íntimas y lo metió dentro de la maleta. Mejor llevarlo que arrepentirse después.
Tras cerrar por fin la maleta, la dejó justo en la puerta de su casa y fue a despedirse de sus padres.
- Nos llamaremos todos los días. No salgáis que no se puede. Si tenéis que ir a comprar algo, es mejor que vayamos una de nosotras y os lo traigamos. - Dijo Carla abrazando a sus padres.
- Cariño, no te preocupes por nosotros. - dijo su padre.
- Portaos bien - amenazó Carla con una sonrisa a sus padres.
La despedida aun duró otros quince minutos más. De ...
... abrazos, mimos, y retenciones por parte de su madre para que se quedara un poquito más en esa casa.
Se puso la mascarilla y los guantes. Abrió la puerta, cogió la maleta y respiró hondo. Salió al pasillo de la escalera del edificio donde vivía y se dirigió al ascensor. Todo estaba en silencio.
Carla nunca había estado independizada. Siempre había vivido con sus padres y hasta hace relativamente poco, con su hermana. Esta iba a ser su primera experiencia como independizada. Aunque ella sabía que no iba a vivir sola, aun así, para ella era extremadamente emocionante.
Abrió la puerta del portal del edificio, despacio, y mirando a los dos lados de la calle. No había nadie. Por suerte tenía el coche justo en la acera del frente. Levantó la maleta del suelo para apenas hacer ruido. Abrió el maletero y la introdujo dentro. Sin perder más tiempo, se metió en el asiento del conductor, encendió el coche, miró por la ventanilla al segundo piso donde ella había residido. Sonrió, suspiró y arrancó.
No tardó más de 10 minutos en llegar. Era espeluznante. No se encontró a nadie por la calle durante todo el trayecto. Aunque si, vivían en un pueblecito del interior de la isla de Mallorca y no en una gran ciudad, lo cierto es que las medidas restrictivas que se habían implementado con la COVID habían dejado las calles vacías.
Era la época donde no se podía salir a la calle salvo para comprar, pasear al perro y alguna cosa más siempre que se pudiese justificar. Era el principio de la ...