El excéntrico millonario y la belleza perdida
Fecha: 21/03/2018,
Categorías:
Dominación
Hetero
Autor: Madame R., Fuente: CuentoRelatos
... sin mangas, pero con esos dos mirándola de pronto se sintió desnuda y tuvo el impulso de cubrirse con cualquier cosa que hubiera a la mano. La ropa que llevaba no era tan ceñida al cuerpo, pero sí remarcaba sus bonitas curvas y sus pechos, de por sí grandes, eran difíciles de disimular incluso cubiertos bajo la tela negra. ―No llega la señal a los celulares en este lugar ―respondió al fin uno de los hombres, después de lo que pareció un siglo―, pero hay un teléfono viejo que puede que te sirva. ―Gracias ―respondió Lilia, sin saber qué más decir. El hombre sacó un pequeño aparato y habló con alguien sin quitarle la vista de encima. Ella estuvo segura de que no fue por una cuestión de seguridad. Lilia esperó a que uno de los hombres entrara y soportó durante varios minutos la mirada afilada del que quedó. No se decidía si eso o el frío que le calaba los huesos la incomodaba más. ―El jefe dice que puedes entrar ―avisó el otro cuando regresó. Lilia no lo pensó dos veces antes de acompañarlo, todo con tal de quitarse de encima esa inspección de la que estaba siendo una víctima silenciosa. Caminó por un enorme jardín, dentro de cual resaltaban un par de esculturas, y finalmente llegó a la gran puerta de madera fina que decoraba el frente de la mansión. Solo hubo que abrir un lado para que los dos ingresaran, y lo que encontró dentro la hizo replantearse si en realidad no estaría dormida dentro de su auto y todo eso fuese un sueño. El lugar era lujoso, mucho, casi como una película ...
... donde cada detalle está finamente controlado. La luz llenaba la estancia y frente había una sala con decoraciones hermosas. Dos escaleras se notaban a ambos lados del lugar, y en si se alzaba la vista se podía entrever varias habitaciones que dejaban claro que el sitio era más grande de lo que se suponía solo al pararse ahí. ―Aquí está ella. ―Esa voz la sacó de su ensoñación. Casi dio un salto por la impresión, pero retomó la compostura para encontrarse con la mirada a un hombre que, fuera lo que fuera, no era un viejo huraño y asocial. Lo que tenía frente a ella era un joven de unos treinta (unos cinco años mayor que ella) con un rostro que parecía esculpido y un cuerpo de un metro ochenta que estaba cubierto por un elegante traje que daba a entender que el sujeto estaba dirigiendo una elegante velada, a pesar de que el sitio se notaba desierto. El guardia se retiró sin decir nada más y Lilia se dijo que era una mujer muy extraña al querer suplicarle que se quedara un momento más y no la dejara sola con la enigmática figura que, como sus hombres, se estaba encargando de conocer todo su cuerpo con la mirada. La diferencia fue que él lo hizo con mucha más rapidez y manteniendo una sobria sonrisa que transmitía un sentimiento que ella no identificaba. Lilia tragó saliva con dificultad cuando el joven se acercó hasta que sus cuerpos estuvieron divididos por solo un metro. De cerca le dio la impresión de ser aún más atractivo, con unos seductores ojos verdes destacando en medio ...