Atada a la cama - Relatos Eróticos

Atada a la cama

... lo agradeces, no hace falta que te lo ordene, estás bien enseñada.

Las caricias con la fusta se alternan con los fustazos, sin llevar un patrón rítmico concreto, me gusta tenerte en tensión, sin saber en que momento vas a recibir el golpe con la fusta.

Cada fustazo te hace estremecer, gimes de una forma que mezcla el dolor con el placer, te duele pero te excita, te duele pero tu coño está cada vez más mojado.

Llego a los diez fustazos y acaricio con mi mano tu coño. Estás empapada y el tacto de mi mano te estremece, meto mis dedos dentro de ti, pero los retiro inmediatamente.

El castigo continúa y las caricias y los fustazos van cayendo sobre tu culo, tu los cuentas y me los agradeces, uno a uno.

Sigues estremeciendote, cada vez más.

A los veinte fustazos se produce una pausa.

Sabes que no puedes moverte de esa posición hasta que te de permiso para ello.

De repente y de un rápido y fuerte empujón meto mi polla dentro de tu coño. Empiezo a follarte.

Te penetro despacio, muy despacio, tanto que llegas a desesperar entre embestida y embestida.

Voy aceleranbdo poco a poco, las embestidas son poco a poco más rápidas pero igual de profundas, hasta dentro.

Tus gemidos se intensifican mientras los mios empiezan a aparecer.

Cuando ya no puedo más, y se que tu tampoco, te digo:

--Ahora si, zorra. Ahora puedes correrte. Vamos, corréte conmigo!!!

Los dos estallamos en un orgasmo brutal...

(Si te ha gustado y quieres comentarme algo o si estás deseando vivir situaciones parecidas, puedes escribirme a mi correo: Friskifroskis@gmail.com)