Mi Vecino Superdotado [17]
Fecha: 28/08/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Nokomi, Fuente: TodoRelatos
... respetuoso.
—Solo vine a arreglar la ducha —dijo, con aire ausente.
—Además mi toalla no es muy distinta a tu vestido, Dalina —Silvana soltó una risita—. ¡Qué sexy estás! Es bien cortito, me encanta… y me atrevo a decir que ya se te está marcando un poco la pancita de embaraza.
—Sí, apenas. Quiero aprovechar a usar este vestido antes de que no me entre más. A Silvio no le hizo mucha gracia. Ya sabés cómo es él. Piensa que me voy a ir con el primer tipo que me mire el culo.
A Silvio no le gustó una mierda ese comentario que lo hacía quedar como idiota; pero tampoco soltó una réplica. Había quedado en falta la vez que acusó a Dalina de tener una aventura con Malik y su esposa no se lo iba a perdonar tan fácil. Además esa puta de Silvana fue testigo de todo.
—Me encanta cómo el vestido marca la pancita asomando.
En cuanto Silvana acarició el vientre de su vecina, sintió una mano metiéndose por detrás. Dalina se le acercó más, dejándola apretada entre ella y la pared. De esa forma ocultaba lo que estaba buscando su mano picarona. Le acarició una nalga y enseguida bajó hasta la concha. Silvana ni se inmutó, continuó sonriendo y acariciando esa leve protuberancia en el vientre de su… ¿ya podía llamarla amiga?
—Apenas se nota —dijo Dalina, como para hacer conversación—. Pero sí, ya pasaron unas cuantas semanas y la panza va a empezar a crecer.
Sus dedos recorrieron la raya de la concha de Silvana y luego uno de ellos decidió meterse por el agujero, como si ...
... quisiera descubrir qué grandes placeres se escondían allí dentro. La sangre de Silvana empezó a hervir de emoción. No entendía bien por qué, pero le encantaba que Dalina la toque de esa manera frente a su marido… y frente a Osvaldo, quien observaba a las dos mujeres con la mirada ausente. Fue la misma Dalina quien tomó su mano y lo invitó a tocar su panza.
—¿Qué te parece, Osvaldo?
—Los embarazos siempre me parecieron algo mágico —dijo el hombre, mientras la acariciaba—. Es increíble que haya una vida gestándose aquí dentro.
—Cuidado con la manito —dijo Silvio, al ver que Osvaldo era un poco torpe y su mano bajaba un poco más de la cuenta.
—Ay, Silvio. Por favor, no empieces. ¿Con Osvaldo también me vas a hacer una escena de celos?
—¿Justamente con Osvaldo? —Preguntó Silvana, abriendo los ojos y señalando al portero con la cabeza, como si quisiera decirle a Silvio: “Acordate que Osvaldo es un poquito… especial”—. Él que siempre es tan amable y respetuoso con todas las mujeres del edificio.
—Si molesta, no toco nada.
—No, Osvaldo. No me molesta —aseguró Dalina—. El que tiene que aprender buenos modales, y a confiar en su esposa, es el celoso de mi marido.
Silvio apretó los labios hasta que se le pusieron blancos. No solo llevaba las de perder con su esposa, sino que además lo superaban en número. Mientras él se moría de rabia, Dalina le metía dos dedos en la concha a su vecina.
Silvana quería llevar las cosas más lejos, estaba disfrutando demasiado de ...