1. El nuevo maestro del pueblo (9)


    Fecha: 10/09/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    ... pongo solo cuando voy a ver a don ramón o viene el a casa.
    
    El morbo seguía horadando en mi mente salida y pregunté por su madre.
    
    - Tu madre también tiene ropa de esta?
    
    - Solo tiene una. Cuando me regaló la condesa unas cuantas me dio una pa mi madre.
    
    - Entonces… la condesa te invitó a una de sus fiestas? – la pregunté a la vez que le sobaba el tremendo culazo.
    
    - Si, pero no ma vuelto a invitá.
    
    Sentí como la polla comenzaba a hacerse hueco bajo el pantalón mientras sobaba su dura carne, esa chica bien vestida, con el pelo arreglado y algo de maquillaje podía ser un pibón. Pasé la mano por delante mientras ella seguía con los brazos caídos y comencé a tocar la maraña de pelo por encima de las bragas.
    
    - Y que tal lo pasaste? – pregunté mientras me deleitaba en esa selva.
    
    - Mu bien! No vea como comimos y bebimos.
    
    - Solo eso?
    
    - Bueno, también follamos, jajaja.
    
    - Eso no me lo habías contado cuando te pregunté con quién habías follado.
    
    - Esque no lo podía decí, pero ahora se ma escapao, jajaja. – contestó con simplicidad.
    
    Metí los dedos entre las bragas y busqué la raja entre el rizado vello, un vello negro y suave que cubría una extensa parte de su pubis e inglés. A la vez miraba sus tetas y mi deseo por comérselas se fue haciendo más potente. Los pezones se marcaban como dos cerezas bajo la fina tela y acerqué la boca para pasar la lengua sobre los dos bultos.
    
    - Buff… - resopló al sentir el roce.
    
    - Te gusta?
    
    - Síii! Don Ramón me ...
    ... mete bien los deos y me pongo como una gorrina.
    
    No sabía si me la llegaría a follar si seguía hablándome así, porque más que ponerme cachondo lo que me producía era risa. Busqué entre el vello hasta encontrar la raja. Metí un dedo y sentí un calor arrollador. Tenía una vulva tremenda y la anchura de mi dedo era escasa. Metí dos, y profundicé hasta que los nudillos hicieron tope. Su respiración se aceleró y comenzó a bufar como un toro enfurecido. Con el pulgar toqueteaba su clítoris, de gran tamaño, a la vez que introducía dos dedos, y su excitación aumentó de forma brutal.
    
    - Métalos bien señó maestro! – exclamó entre bufidos.
    
    Comencé a moverlos más deprisa introduciéndolos profundamente y empezó a mover la pelvis con movimientos ondulantes. Los jadeos aumentaron y su cuerpo comenzó a secretar un sudor caliente, tan caliente como parecía ser esa hembra. Sus bufidos daban cierto pavor, por su sonido e intensidad. Al minuto empapó mis dedos a la vez que temblaba ligeramente.
    
    - Buff, que ganas tenía! – exclamó con satisfacción.
    
    Me puse tras ella y metiendo mis brazos bajo los suyos agarré sus hermosas y duras tetas a la vez que pegaba mi pelvis contra su culo.
    
    - Te ha gustado?
    
    - Si, pero me gusta más que me metan er pepino.
    
    - Esa palabra no suena bien para nombrar el miembro del hombre.
    
    - Pues cómo quié que lo llame?
    
    - Polla, rabo, verga… son palabras más adecuadas que pepino.
    
    Me estaba excitando yo solo dándola ese sobo en las tetas a la vez que ...
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