Mar Sensual: Sandro, el de tierra caliente (2)
Fecha: 21/09/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: MarCaliente, Fuente: CuentoRelatos
Desperté el sábado con un poco de cruda moral, a pesar de mi total conciencia sobre lo que había hecho la noche anterior; aunque, también al recordar lo bien que disfruté del sexo con Sandro, me hizo superar ese sentimiento. Comprobé que su pensamiento mocho respecto a la mujer quedaba de lado a la hora de coger. Su juventud, la herramienta que tiene y su falta de sexo me hicieron disfrutar muy rico esa noche; además de ser un caliente, se ve que no coge con su esposa como lo hizo conmigo. Seguiría con el juego hasta donde se pueda.
El lunes llegué temprano, como siempre, a la oficina, no había llegado aún nadie. Me instalé y revisaba concentrada los mensajes de mi celular, cuando de repente sentí unas manos tocar mis hombros, me asusto, era Sandro. Me dio un beso en la mejilla y lo quiso terminar en mi boca. Me separé y le dije que no, que nos podrían ver. Fue a la puerta la cerró y dijo asunto arreglado.
-A esta hora no hay nadie llegan más tarde, tenemos 10-15 minutos para nosotros.
-Si, pero no me gustaría que nos vieran a así y sospecharan. Se acercó y me calló plantándome un beso lascivo en la boca, el cual correspondí. Me agarró mis nalgas con sus manos y me pegó a su pelvis, sentí su palo completamente parado y duro.
-Mira cómo me dejaste, así me tienes, muy caliente. Se empezó a restregar en mí, cachondamente mientras me devoraba con sus besos.
-Mmmm qué rica está: dura y caliente, sabrosa. Correpondí restregándome también yo.
-¿Qué te gustaria ...
... hacerle? ¿Te la comerías?
-Seee, pero no se puede. Aquí no, nos pueden cachar.
-Ándale, una mamadita rápida, para bajarme lo caliente. Me decía eso mientras me fajaba descaradamente.
-Mmmm qué rica verga tienes Sandro, que rica; me gustaría, pero mejor ya vete, podría entrar alguien.
-No, aún no. Déjame disfrutarte un rato más, ¿si?
-No, ya no, te digo que nos pueden cachar, ya vete y cúbrete eso, se ve húmedo tu pantalón.
-Bueno está bien, qué mala, voy al baño.
-Si, limpia esa parte.
-No, voy a terminar hahaha… ¿no vienes?
-Estás loco.
A partir de ese momento Sandro no dejaba de buscarme para cachondear. Iba a mi oficina y me restregaba su palo en mi espalda, mis hombros, mi codo o masajeándome mis senos; a veces, me paraba y se ponía detrás de mí y se sobaba con mis nalgas calentándose mucho, situación que en ocasiones lo hacía venírse en su pantalón. Era obvio que me usaba sólo para satisfacer sus deseos y fantasías, para ser su amante perfecta, su puta complaciente. Buscaba el momento para cachondearme en la oficina, me gustaba su morbo, su calentura sin freno, pero también situación que me preocupaba porque nos podrían sorprender. Mi “complacencia” lo tenía dominado, su aparente moralidad y machismo cedieron ante sexo furtivo, casual, infiel conmigo. Un día que yo tenía mucho trabajo, me quedé más tarde a terminarlo, no se escuchaba ruido, pensé que ya todos se habían ido, estaba a punto de terminar cuando apareció Sandro:
-¿Y ahora tú? Me ...