Fantasía sexual en navidad
Fecha: 30/09/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos
Qué cosa fea que es la navidad. Y va más allá de no tener a mis padres para que me complazcan en todos mis caprichos. Siempre me pareció una festividad insulsa. Por eso cada año trato de rebuscármelas para pasarla en algún lugar alejado, sola. Este año, no tuve suerte. Caí en una reunión con parientes lejanos, amigos y conocidos de mi prima. Gente alegre y desinteresada, preocupada simplemente en celebrar el nacimiento del niño Jesús.
Lo peor de la navidad, a mi entender, es el calor y la humedad. Además, creo que en la mayoría de las que viví, llovió. Me encanta la lluvia, pero cuando viene en noches de amontonamiento de gente, no me cabe. Este año fue muy molesta, debido a que la idea era pasarla al aire libre, pero el clima nos obligó a encerrarnos en un lugar pequeño y feo. ¿Alguien quiere pensar en el puto Papá Noel con ese traje grueso y horrible? Solo yo pensé en él, al parecer.
En un momento en el que la tormenta había mermado, poco después de la medianoche, todos salieron al patio a contemplar la casi nula actividad de fuegos artificiales. Aproveché para ir a la cocina y empinarme una botella de champagne que alguien había dejado junto al arbolito. Cuando estaba casi por terminarla, apareció él. Su típico traje rojo, la barba y el pelo blanco. Noté sorpresa en su mirada al verme ahí. Pero duró apenas unos segundos, ya que de inmediato dejó su bolsa roja en el piso y avanzó lentamente hacia mí. Me quitó la botella y la apoyó en la mesa. Agarró una de mis manos ...
... y la guio hacia su entrepierna. Lo que había ahí me hizo volver a creer en la navidad.
De rodillas, como frente a un objeto sagrado de gran devoción, su pija se veía increíble. Era como contemplar una docena de objetos milagrosos dispuestos solo para mí. La gloria estaba ahí, simplemente tenía que tomarla. Lo hice de manera desesperada, atragantándome desde la primera envestida. La piel suave y tensa adentro de mi boca presagiaba una explosión apocalíptica por la que estaba dispuesta a inmolarme. El rose de sus muslos con mis tetas desnudas encendían un fuego abrazador que aumentaba mi desesperación. Quería comer, chupar, hacer que esa pija desaparezca adentro mío para siempre.
Mi boca ya no me alcanzaba para llegar al placer que necesitaba, por eso opté por poner su pija entre mis tetas y obligarlo a que me las coja. Era grande y gruesa, por lo que se sentía perfecta. La punta me daba suaves y rítmicos golpecitos en el mentón, cosa que me hacía reír. Mientras tanto, llevé una de mis manos hacia mi concha, descubriendo que estaba totalmente empapada. Le pedí por favor que me la chupara. Me senté sobre la mesada de la cocina, separé las piernas y hundí su cabeza en mi bosque encantado. La magia sucedió de inmediato. Una explosión gigante hizo que me sacudiera mientras millares de estrellas se posaban adentro de mis ojos. Su lengua experta llevaba el placer a niveles infinitos, pocas veces conocidos. Si venía del frio Polo Norte, no había ningún indicio, ya que todo entre ...