Alimentando a Gina
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: andrea, Fuente: TodoRelatos
... serpiente que se desenrollaba en su interior.
Al principio me sobresalté un poco pues no esperaba esto y pensaba que solo sería un poco lo que creciera la verga de Sal, pero conforme pasaban los segundos, aquello seguía desenrollándose dentro de mí invadido recto.
Aquello ya estaba siendo alarmante, pues crecía y crecía más y más. Aunque tengo una elasticidad excepcional en mis cavidades sexuales (boca y culo), parecía que la verga de Salvador no iba dejar de crecer nunca.
En mi experiencia con el caballo (en realidad un semental de pony), la longitud y el diámetro de la verga ya estaban determinadas, y sabía a que atenerme; pero con esto, ni idea tenía hasta donde podría crecer y hasta pensé que podía llegar a rebasar mi capacidad rectal.
Para esto, yo me trataba de acomodar como pudiera para que la bestia invasora no fuera a ser motivo de algún daño, pues ya sentía que mis intimidades estaban siendo sometidas a un exceso de esfuerzo. Sin embargo, a pesar de la aparente molestia, mis centros de placer estaban siendo activados y me sentía excitada y deseosa de probarme hasta donde llegaba mi putería.
Una de mis fantasías más recurrentes se estaba haciendo realidad y con creces: ser cogida por una verga negra e inmensa que desbordara mí goloso culo, que me llenara hasta el tope, que me dejara derrengada y que me hiciera sentirme una verdadera mujer. Y sobre todo que me hiciera sentir deseada.
Salvador me seguía acariciando y sus manos estrujaban mis senos y ...
... mis nalgas, a la vez que su cuerpo se movía sobre el mío y podía sentir sus vellos cosquilleando mi espalda y mis nalgas.
Cuando ya estaba completamente llena, repleta de verga y sentía ahogarme, la inmensa verga de Salvador dejó de crecer y él dejó de moverse. Se separó un poco de mí y sus manos apresaron mi cintura como si quisiera evitar que huyera. A pesar de lo llena de verga que estaba, mi lascivia era tanta que ansiaba que Sal continuara moviéndose, penetrándome, cogiéndome, alimentándome.
Sin embargo Salvador no se movía, por lo menos no su cuerpo; pero dentro de mí sentía como la inmensa serpiente palpitaba y me producía sensaciones que jamás había experimentado, pues jamás había estado tan repleta de verga, por lo menos no de verga humana.
Mis orgasmos se sucedían de tal manera que ya había perdido la cuenta de cuantos había experimentado desde que empezó la tremenda cogida. Me sentía cansada, como en una ensoñación y mi cuerpo, toda yo, sudaba intensamente. Salvador también estaba sudando profusamente y nuestros sudores ya empapaban las sabanas de mi cama y el pubis de Sal y mis nalgas producían fuertes chasquidos y un efecto de succión por demás erótico.
Las palpitaciones de la verga de Salvador seguían en aumento y presentía que su orgasmo estaba por producirse. Podía sentir cada una de sus venas y su glande como se expandía a cada palpitación. Como decía, estaba cansada pero no a tal grado que no pudiera darle satisfacción a mi macho, pues por algo ...