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Los Secretos de mi Vecina-Madre e hija compran...
Fecha: 11/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Zorro Blanco, Fuente: TodoRelatos
... culito, ¿vale? El consolador entraba desde atrás con facilidad, así que Mariana lo metió despacio pero profundamente rompiendo el virgo de la hija y provocando que esta apretase los dientes y se abrazase a ella con más fuerza. –Ya está mi niña, ya estás lista para amar. Ahora Mariana siguió metiéndolo y sacándolo suavemente, aunque cada vez con mayor rapidez mientras introducía un dedo en el culo de Natalia, esta contrajo su sexo y gozó de un intenso placer creciente. –¡Oh mamá, qué bien! –dijo la hija mostrando su aceptación tras esa dolorosa primera penetración. –¿Quieres seguir tú? –preguntó la madre. –¡No, no, sigue tú esta primera vez! –dijo la hija. Así que la madre se separó de la hija y para que pudieses verlo con sus propios ojos la penetró de frente mientras esta observaba todo. –Mira qué bien entra ya –dijo Mariana a Natalia. –¡Oh sí, qué gustito mamá! ¿Puedes conectar el vibrador? Mariana lo hizo y un sonido agudo comenzó a sonar al tiempo que a la hija le temblaban las piernas y el placer creció exponencialmente. La madre tomó la mano de la hija y la llevó hasta el consolador mientras la follaba con el vibrador encendido, esta comprendió que no había peligro y siguió follándose ella misma. –¡Oh mamá esto es maravilloso! Y pensar en que me lo he estado perdiendo todo este tiempo –le confesó la hija. Entonces Mariana volvió a concentrarse en su cuerpo y a mover las bolas en su interior frente a su hija. Ambas tenían una ...
... pierna sobre la taza del váter y estaban frente a frente en el estrecho servicio penetrándose cada una por su lado. Mariana se sacó un pecho y se lo comenzó a acariciar con una mano mientras se penetraba con las bolas y su hija, al verla, la imitó sacándose sus pequeñas tetitas en comparación con las de su madre acariciándose sus areolas rosadas y poniéndose duros sus pequeños pezones. –¡Qué bien! ¿No hija? –dijo la madre. –¡Oh sí mamá, de no ser por tu ayuda no habría podido meterme esto aquí! –exclamó Natalia mientras se follaba con el pequeño consolador y se metía un dedito a la vez por su ajustado ojal. –¿Quieres probar tú con las bolas y me das a mi el consolador? –¿Pero son más grandes, no? –dijo la hija preocupada por el tamaño en comparación con su pollita de látex. –¡Que va son lo mismo! –rio la madre. Intercambiaron útiles y la hija, no muy convencida tardó en introducirlas. De nuevo la madre la ayudó y se las puso dentro, moviéndolas luego hasta que Natalia comenzó a hacerlo de forma autónoma. –¡Se sienten raro ahí dentro! –exclamó la hija. –¡Sí es extraño! ¿Verdad? –le confesó la madre entre risas. Sus gemidos se perdían en el espacio vacío de los servicios del centro comercial hasta que alguna clienta entraba y ellas paraban, meaba y salía y ellas continuaban. Siguieron follándose cada una por su lado con sus instrumentos hasta que la hija comenzó a sentir que ya no podía más. Entonces estalló en su pequeño y delicioso orgasmo ...