Ida Y Vuelta
Fecha: 05/11/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Sexo con Maduras
Autor: SexieLP1975, Fuente: SexoSinTabues30
Los ojos están entrecerrados con la boca abierta, atontada en la nube de placer y la abofeteo. Una vez, dos. Cruzo la jeta con cachetadas de ida y de vuelta. Trata de cubrir la que viene de seguidas y la tomo del pelo, me acerco y le digo que las manos van detrás, cruzadas por las muñecas. Una sensación de duda la inmoviliza pero la nueva bofetada suena en su mejilla y responde con un imperceptible gesto afirmativo. Y obedece porque sabe que si no, el castigo va “in-crescendo”. La tomo del pelo y acaricio en círculos la concha, se moja casi inmediatamente. Ubico con el tacto el clítoris y lo rozo, casi sin tocarlo, apenas sobre la carne húmeda e hinchada. La pregunta de porqué había sacado las manos detrás de la espalda la hice una y otra vez. La respuesta no era la esperada hasta que pidió perdón. Una bofetada más y pellizco uno de sus pezones. La cara se transformó por el dolor y se quejó hasta que le dije que se callara. Pregunté si iba a volver a hacerlo y apreté la punta y la gire hacia la izquierda. El rictus fue de intenso dolor y seguí acariciando la argolla abierta y goteando sobre las yemas. Pidió acabar varias veces durante esos minutos pero me negué a darle la autorización. La abofeteé con cada pedido. En medio de la cabalgata, cuando estaba casi a punto de correrse, le mandé una bofetada fuerte que la sacó del clima que estaba logrando. Recomenzó y cuando estaba en el borde del orgasmo, le fue otra bofetada a la cara y suspiró frustrada. “Seguí hasta acabar…” fue ...
... mi orden y otra vez empezó el vaivén pegada a mí. Otra bofetada al hilo y chilló: “dejame acabar, por favor…”. No, no la dejaría y mucho menos bajo sus pedidos. Mientras le daba bofetadas suaves de ida y vuelta, pensé que sería lo mejor que acabara, que se corriera forzándola a concentrarse, a poner su mente en esa meta. Le dije que iba a tener que esforzarse para lograrlo porque no dejaría de abofetearla mientras ella me montaba. Me miró a los ojos y comenzó a frotar la entrepierna contra mí, con la verga incrustada en la concha. Sonó la primera cachetada y giró la cara, vino otra de revés y otra y otra. Mordió suave el labio superior con el inferior y siguió. Le caían los sopapos a la cara, una detrás de la otra. “A ver si podés acabar, puta. A ver si podés concentrarte para mojarme todo, puta”. La cara desencajada, transformada en un rictus de tensión, el cuerpo tenso y cerró los ojos. En ese momento le volé una fuerte para sacarla de foco pero siguió. “De quien sos vos, puta?”. Respondió entre dientes “tuya”, otra cachetada y otra. Repetilo putita asi no se te olvida. “Soy tuya… Soy tuya… tuya…” y la cara se iba tensando en un éxtasis creciente con cada repetición. Y seguía intentando desconcentrarla a bifes. Una décima de segundo en stop y abrió la boca con un grito mudo y me tomó de la carne del pecho clavando las uñas. Le volé otra cachetada y ni se mosqueó, gimió y se estremeció en las piernas, gritó y prolongó su “ahhhhhhh”. Sonreí contemplando esa imagen de tenerla ...