Lucia, compañera de trabajo y algo más - Relatos Eróticos

Lucia, compañera de trabajo y algo más

... Juan fue breve, Jorge los puso en situación, les dijo lo que él esperaba de ellos y los dejo en el despacho de Lucia. Jorge miraba la escena, dos personas adultas con muchos aspectos en común y solteros, por un momento le dio por hacer un chiste sobre que de allí podía salir una boda, pero lo descarto, aunque si que lo pensó.

Lucia le dijo a Juan que se sentara y le comento la verdad de todo aquello, bueno, la verdad que ella pesaba que era, que su padre iba a ceder el mando a una nueva presidenta y quería ver en qué estado dejaba la empresa y poder así con el tiempo ver si había mejorado o empeorado. Lucia vestía ese día un conjunto de traje pantalón azul y blusa blanca, el pelo lo llevaba suelto y los zapatos negros la hacían ganar unos centímetros, no tenían mucho tacón pero tampoco eran planos. Lucia sabia sentirse cómoda, elegante y para muchos hombres incluso sexy, eso incluía a Juan también.

Juan se levantó, se acercó a ella y le dijo que haría el trabajo dando el 110% de sí mismo, Lucia le dijo que no hacía falta que con un 99% valía. Ambos se reían y siguieron hablando un poco más, ambos se fijaron en que ninguno de ellos llevaba alianza Juan se fijó en que tampoco había fotos de parejas en la mesa, aunque eso era una cosa muy antigua de las pelis americanas, bueno y de don Pablo que tenia en su despacho fotos de su mujer, hijos y nietos.

Semanas después, cuando los correos entre ellos habían superado el millar, las horas de trabajo superaban cualquier ...

... jornada normal, las reuniones de equipo se hacían por videoconferencia y en muchas pasaban niños por detrás o alguna vez se escuchaba algún grito, fue cuando comenzó a surgir algo.

Juan y Lucia solían terminar aquellos días sus jornadas en torno a las doce de la noche, de lunes a jueves. Muchas veces quedaban en el despacho de Lucia y en la pizarra del proyecto despegaban el possit de la columna de sin hacer a la columna de entregado y verificado, cientos de esos possit de colores se distribuían por la pizarra. También lo tenían por digital, pero a los dos les gustaba la visión de la pizarra, algo analógico y poder levantarse a cambiar un possit era una pequeña victoria del día.

Aquel jueves Juan miro el reloj del ordenador, se acercaban a las nueve de la noche, ese día había comido poco en el comedor porque aparte de la auditoria tenía otras tareas que hacer y se comió medio sándwich y de nuevo a la oficina. Tenía tres possit que añadir a la pizarra, así que tenía que ir a ver a Lucia o al menos acercarse a su despacho.

Hizo lo que todo hombre haría, saco el móvil, abrió una app de pedir comida y puso la dirección de la empresa, aviso a seguridad que llegaría un pedido y espero el reparto mientras hacia otras tareas. En ese rato algunos mensajes por la aplicación interna de la empresa le aparecieron, eran de Lucia, le preguntaba cómo iba la tarde, Juan le dijo que tendría que ir a su despacho con cuatro cosas. Lucia le dijo que, sí que había avanzado esa tarde, que ...