1. Mi nueva vida con Amanda [03]


    Fecha: 16/11/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Reina de Picas, Fuente: TodoRelatos

    ... en silencio. ¿Dónde quedaban las promesas que se hicieron en la iglesia ante Dios? ¿Dónde quedaba el amor que ella decía tener por él? ¿Dónde quedaba el respeto que se prometieron en el pasado? ¿Tan insatisfecha estaba su esposa para caer tan bajo con su psicoanalista? Y él, un puto aprovechado de mierda. Se podría ir a la cárcel por eso, por manipular a su esposa aprovechándose de su vulnerabilidad. Pero el hombre llega hasta donde la mujer dispone, y si Amanda estaba allí, haciendo eso, era porque…
    
    —Cagiño, ¿ya te comigste tu sangguich? —se interesó Amanda por saber.
    
    —Sí, ya, pero…
    
    —Mhhhh, qué rico está este chorizo amor —contestó Amanda sacándose de la boca lo que sea que tuviera dentro—, su sabor, su textura, mmmhhh deli deliii, nunca había probado algo parecido, mi bebé.
    
    A Josué se le pusieron las orejas calientes. ¿Se refería… a la verga de Milton?
    
    —¿Estás hablando del chorizo, querida?
    
    —Sí, claro, ¿de qué más? Si tan solo lo vieras, a lo mejor a ti también se te antojaría. Es muy grande, ¿sabes, amor? Es deliciosamente grande y gorda, Hummm, apenas me cabe en la boca, ya van varias veces que me atraganto.
    
    —¿Pero cómo te vas atragantar, Amanda? ¿Por qué no te lo comes por pequeños pedazos?
    
    —No se puede, mi adorable bonito, esta clase de chorizo se tiene que comer entera.
    
    —¿Cómo que se tiene que comer entera? No puede ser.
    
    —Sí, bébé, tengo que darle grandes bocados, pero hace rato por poco me ahogo, sino fuera por Milton te juro por Dios ...
    ... que me hubiera atragantado.
    
    —¿Si no fuera por Milton estás diciendo?
    
    Qué descaro con Amanda, que puto descaro.
    
    —Sí, cariño, Milton tuvo que sacarme el chorizo dela boca para poder respirar, ¿no ves que tenía la punta atorada en mi garganta? Si vieras el aguazal que salió de mi boca espumosa. Fue terrible, bebé, te juro que fue terrible.
    
    Josué permanecía paralizado con el teléfono en la oreja. No daba crédito a lo que oía.
    
    —¡Entonces deja de comer esa porquería, Amanda!
    
    —No puedo, bebé, te lo juro que no. Tengo hambre y aún no me he saciado. A pesar de atragantarme no puedo dejar de comerlo, es demasiado bueno. Es en serio cuando te digo que nunca probé algo igual.
    
    ¡Mierda! Sus peores temores se estaban volviendo realidad. Y Josué pensaba en esto y las lágrimas se derramaban por su cara. Amanda no podía escucharlo llorar o quedaría como un pusilánime. Aunque sí lo era. Tampoco podía darle la satisfacción al hijo de puta de Milton de saberlo derrotado y denigrado.
    
    —Quiero que vuelvas, Amanda, es tarde —dijo.
    
    Pero Amanda ya había vuelto a tragar.
    
    “Glup glup glup glup” “Glup glup glup glup”
    
    —¡AMANDAAAA!
    
    Josué podía escuchar perfectamente el sonido de una obscena mamada, oyendo cómo ella succionaba una polla, cómo la llenaba de saliva, de babas, de espuma. Pero también, Josué sabía que tenía que hacerse el tonto para no perderla. Si le reclamaba algo Amanda podría enfadarse con él y abandonarlo.
    
    Y para no quedar como un perfecto pendejo, que lo ...
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