Entrega total (Capítulo 5)
Fecha: 24/03/2018,
Categorías:
Dominación
BDSM
Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos
... látigo que empezó a congestionarse aún más. Los golpes la producían placer y dolor, pero en especial los que recibía en el clítoris. A pesar de que chillaba y berreaba cómo una cerda, tuvo un par de orgasmos ante el asombro de Paco que no lo esperaba. La puso un capuchón de látex que la tapaba los ojos y se abrochaba por debajo de la barbilla dejando la boca y la nariz al descubierto. Marta quedó cegada. No vio como Paco cogía una picaba eléctrica con dos electrodos, pero si notó que la ponía algo en el chocho. A continuación, recibió una descarga que la hizo chillar con todas sus fuerzas. Estuvo recorriendo el cuerpo de Marta dando descargas con la picana. Donde más se cebó fue en las tetas y en el chocho, totalmente inflamado. Marta no paraba de chillar y llorar. Forcejeaba inútilmente con las correas, pero era misión posible. Paco estaba terriblemente excitado y su enorme polla de disparaba hacia adelante ante la visión del cuerpo convulso, sudoroso e inmovilizado de su esclava. La giró la cabeza e introdujo la polla en la boca y a los pocos segundos se corrió nuevamente llenándola la boca de esperma. Se inclinó hacia un lado y cogió con un par de dedos el hinchado clítoris de Marta, retorciéndolo. Nuevamente llegó al orgasmo a pesar de los gritos de dolor, y su amo, cómo respuesta, cogió un látigo de colas y se puso a golpear su dorso desde los genitales a las tetas al tiempo que la metía un vibrador por el culo. Por supuesto se volvió a correr otra vez. La forzaba ...
... orgasmos, pero al mismo tiempo la “castigaba” por tenerlos. Era un contrasentido fruto del despotismo de que Paco estaba haciendo gala. Una idea se instaló en su mente: hacerla sufrir e intentar que no se corriera. La quito las correas y dejo que su cuerpo resbalara hasta el suelo. La pudo a cuatro patas y arrodillándose detrás la penetro con violencia por el culo. Esta vez estuvo más tiempo follándola mientras con la mano la azotaba el trasero, surcado por cientos de líneas rojas. Cuando se fue a correr, salió de ella, la giró y se corrió en su cara. Marta quedó en el suelo con la respiración agitada y un ligero temblor que recorría su cuerpo. Paco movió el cabestrante hasta que llegó a la vertical de su leal víctima. Cambio las tobilleras por unas especiales para colgar y la separó las piernas con una barra de acero sujetándolas a las argollas de los extremos. Después, enganchó el gancho del cable a la argolla central de barra y empezó a elevarla. Cuando quedó en el aire, con el vientre hundido y la caja torácica marcando las costillas con cientos de líneas rojas que la cruzaban en todas direcciones, Paco la miró extasiado y se dio cuenta de lo mucho que le atraía Marta. Incluso le parecía imposible no haberla tenido con él desde hace años, y no sólo en el último par de meses. Sujetó las muñequeras al collar por detrás de la nuca, y cogiendo un látigo de puntas en cada mano empezó a azotarla alternativamente con los dos y a mucha velocidad. Llegó un momento en que Marta ya ni se ...