1. Adán y Eva


    Fecha: 13/12/2024, Categorías: Hetero Incesto Autor: Riseva, Fuente: SexoSinTabues30

    ... se renovaron. Pero el no llegó y todo el mundo se derrumbó. Lo di por perdido y el recuerdo del año pasado lo iba a guardar en el baúl de los recuerdos, mi primer amor.
    
    Una mañana, después del desayuno, sentada en el sofá viendo televisión, escuché que alguien golpeaba la puerta.
    
    – Hija, abra la puerta! No escucha que están golpeando? – me gritó mi mamá.
    
    De mala gana me levanté y abrí la puerta. Era él, con una gran sonrisa, más alto y más guapo, casi pegué un grito. Pero era asunto olvidado, cerré la puerta sin decir nada y me fui a sentar al sofá. Me dolía el corazón y no quería seguir sufriendo. Los golpes en la puerta se reanudaron, pero yo había cerrado la puerta de mi corazón.
    
    – Pero hija, no escucha que están golpeando? – dice mi madre caminando hasta la puerta de calle y la abre.
    
    – Hola, mi niño, pasa, pasa –
    
    – Hola tía, cómo está? – le decía tía a mi mamá.
    
    – Mira Eva quien vino a verte – dice cerrando la puerta y se va a la cocina.
    
    – Hola – me dice tímidamente.
    
    – Hola – le respondí bajando la cabeza.
    
    – Perdóname – dice sentándose a mi lado.
    
    Levanté la cara y lo miré a los ojos, esos ojos profundos que atravesaban mi alma.
    
    – Te amo – me dijo tomando mi mano y besándola.
    
    Ya no podía más, no podía hablar, él, el hombre que era mío, estaba diciendo que me amaba. Lo abracé y me puse a llorar en sus brazos. Me abrazó con cariño y me besó en la cabeza. Di vuelta la cara y me besó en los labios. Le devolví el beso con mucho amor.
    
    – ...
    ... Tenemos que conversar – me dijo.
    
    – Mamá, voy a salir un rato – grité.
    
    Caminamos de la mano en silencio hasta el mirador. Sentía el calor de su mano como una corriente que recorría todo mi cuerpo.
    
    En el mirador nos abrazamos y nos besamos. El había pegado un estirón, como se dice y estaba muy alto. Se apoyó de espaldas en la baranda doblando un poco las piernas. Me metí entre ellas y llegué casi a su altura. Nos abrazamos y sentí su pelvis contra la mía, sentí nuevamente el calor de su cuerpo que me brindaba refugio, pero además sentí el calor de su pelvis, un calor que no había sentido antes, que subía por mi cuerpo hasta mi cabeza. Era su sexo, duro y cálido contra mi vulva, pero no me asustó, era su sexo que también era mío, como todo su cuerpo era mío. Estuvimos mucho rato, en realidad parecieron segundos, abrazados, en silencio, sin emitir ningún sonido. Tampoco hubiera podido, Mi garganta estaba apretada, su boca mojaba la mia, su lengua humedecida mi garganta.
    
    – Nunca te olvidé, cuándo me fui en el bus ése día, lloré todo el viaje, me prometí volver algún día venir a buscarte y llevarte conmigo –
    
    – Yo también lloré todo el día pensando en ti –
    
    Desde ése día ya no lo presenté como mi primo, era mi novio. Era la envidia de mis amigas, la única que tenía novio.
    
    – Pero no puede ser tu novio si es tu primo – dijo una amiga.
    
    – Porqué no? Además no somos primos de verdad, le dije primo por cariño, porque así lo sentía – respondí.
    
    – Oye, me prestsrias ...