Mi primera vez por la cola
Fecha: 23/12/2024,
Categorías:
Anal
Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos
... seguía en pie. Me dijo que sí. Estábamos de acuerdo.
Le dije que me preocupaba el que hacer, en el tiempo que supuestamente debería estar trabajando. Mis papás sabían que lo estaba haciendo y mis horarios. Me dijo que había pensado en eso. Que tenía un apartamento pequeño, a una cuadras de donde trabajaba, donde podía ir a estudiar esas horas y donde me visitaría una vez por semana. Me llamó la atención la prolijidad de sus arreglos, pero por lo que sabía de él, se dedicaba al negocio inmobiliario y no fue algo fuera de lo normal.
Al día siguiente renuncié. Me recogió y me llevó al apartamento. Era pequeñito, un monoambiente, con un baño chiquitito. Una cama de dos plazas era el mobiliario central, un par de sofás, una mesa para dos personas y una pequeña cocina con lo indispensable. No me hubiera resultado cómodo tener que vivir allí, pero para pasar las 8 horas en las que debería estar trabajando, estaba perfecto. Y, para estudiar, mejor aún.
Pensé que en ese momento tendríamos sexo. Estaba algo nerviosa, pero dispuesta. Pero fue caballero, me dijo que me acostumbrara al lugar y que volvería el siguiente viernes, a las 5pm, para nuestro encuentro. Hasta ahora me sorprendo la naturalidad con la que todo fluyó. Suavemente, sin estridencias, era una dama de compañía con un sugar daddy.
Todos los viernes teníamos buen sexo. Era mucho mayor que yo y tenía una gran experiencia. Aprendí muchas cosas de él y realmente lo disfrutaba. En algún momento me preguntó si ...
... lo hacía por la cola y le dije que no. Que nunca lo había hecho por allí. No repreguntó no la pidió, no molestó más con eso.
Fueron pasando los meses, terminé la universidad. Empecé a preparar la tesis. Ese pequeño apartamento me resultó perfecto. Me regaló una laptop, que me fue muy útil. Me enamoré de él.
Sin decirle que estaba enamorada le dije que podía venir los días que quisiera a verme. Era un hombre casado (lo supe siempre) y con mucho trabajo (me resultaba evidente). Empezó a visitarme 2, hasta 3 veces a la semana.
Avancé mi tesis, la presenté, me la aceptaron y me pusieron la fecha de sustentación. Con ello terminaba la universidad. Feliz y enamorada como estaba, decidí entregarle mi cola. Ahora pienso que fue más agradecimiento que amor. Realmente me había solucionado la vida en ese momento difícil. Pero a mis 23 años, luego de varios meses de usar el pequeño apartamento, seguía siendo una nena romántica que pensaba que el amor lo era todo.
En medio de un orgasmo se lo dije “quiero entregarte mi cola”. Se excitó tanto que llegó un minuto después. En calma, acostados sobre la cama me preguntó si estaba segura. Le dije que sí. Ese día tenía ya que irse y me dijo que dos días después volvería y lo haríamos.
Estaba nerviosa, pero feliz. Con la dicha de quien enamorada se entrega por puro amor. Así me sentía, dichosa y plena.
Me compré una tanga bonita. Una minifalda sexy. Tenía la blusa apropiada. Lo espere recién duchada y con ansías de entregarme ...