Martina -4 - Relatos Eróticos

Martina -4

... no sabía lo que “era” estar con un hombre y ella si que lo sabía, de modo que tenía sentido lo que decía…

Necesité algunos instantes para asimilar la novedad, y claro, ella y yo estábamos como estábamos, pero nunca nos habíamos hecho promesas de nada ni habíamos hecho votos de solo para ti y tu solo para mi, como hacen algunas parejas…

Le dije que...no me importaba, que entendía que tuviera esa necesidad, pero que no podía ir más allá porque yo no conocía esa sensación.

-”Mira..¿Sabes que podemos hacer?...espera a que lleguen tus tetas y cuando las lleves puestas un par de días que te hayas acostumbrado, nos vamos a poner la ropa de puta y nos vamos a ir a un sitio de esos que te dije, y dar la sensación de que estamos “disponibles” para que nos follen...yo estaré siempre contigo, y así sabrás a qué me refiero cuando te digo que necesito a un hombre...porque después de un par de veces que lo hagas, tu también me dirás, si es que lo necesitas, que lo necesitas…”

-”Pero que sepas que estoy feliz contigo y hay días que no puedo esperar el momento de que llegue la noche para meterme en la cama contigo, me has hecho sentir cosas que no he sentido con nadie más...ni hombre ni mujer ni sissy...pero ahora lo que necesito es que me folle un hombre, necesito que me trate como a una puta...todas necesitamos que alguna vez un hombre nos trate como a una puta.”

La escuche con atención y, como siempre que me hablaba, todo lo que decía ...

... tenía sentido, o sea...yo no veía que estuviese tratando de tomarme el pelo...¿Qué sabía yo de lo que se sentía cuando un negro te daba por el culo con una polla de carne bien dura?...eso lo veía en la TV y me podía hacer una idea de lo que era, pero lo que mostraban en la película había que experimentarlo para saber hasta que punto si lo has experimentado te hace necesitarlo…

Por eso no podía molestarme por su petición, aunque me sintiese algo celosa, pero la “moneda de cambio” que me ofreció….enseñarme lo que es y ayudarme con mi primer hombre yendo vestida de puta a uno de esos lugares de los que me hablo el día que guardaba su ropa….tenía un morbazo que era difícil de ignorar, de modo que la sonreí y le dije…

-”Puedes hacer lo que quieras, cariño, entiendo que necesites eso, pero ten en cuenta que igual yo lo necesito también mas tarde si eso que me propones sale bien...te tomo la palabra”

Y ella se volvió hacia mi y me dio un beso con lengua de un minuto…

-”Quiero que me comas la polla y te tragues mi leche hasta la última gota, y no dejes de mirarme mientras lo haces...me has puesto muy cachonda...sabes como ponerme cachonda, so guarra…”

Y me puse a la labor…

Ya estaba ansiando que llamaran por teléfono para decirme que estaban mis tetas…

Mañana por la mañana, iría a la farmacia a comprar las hormonas, yo solita, con mis tacones más altos, moviendo el culo y orgullosa de gobernar mi vida como lo estaba haciendo.