1. Neverland 9


    Fecha: 09/01/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Gays Incesto Autor: CesarEmperador, Fuente: SexoSinTabues30

    ... bajando hasta llegar a su sexo que para ese momento ya está duro y mojado. Me lo meto por completo en mi boca con mi lengua lo muevo en todas direcciones. El cuerpecito delgado de mi bebé se arquea cobre el colchón, empujando su sexo más adentro de mi boca. Mis dedos también ayudan a moverlo tocando ese rincón que lo pone como loco. Por varios minutos disfruto de su piel, de su aliento y de su pasión juvenil.
    
    Lo volteo y abro sus glúteos dejando al descubierto su culo rosado. Mi boca hace agua y dar tiempo a su reacción me apoderó de su interior. Mi lengua se mueve con avidez . Mi bebé levanta su cadera y con su mano empuja mi cabeza, mientras la otra la encoje en su pecho. –ay papá, si… Muy rico papá… Dame más … Mi bebé le alienta a continuar. Para ese punto ya estoy más que empalmado, mi pene chorrea precum mojando la manta. Mi boca se abre para llenarlo de su esencia. Mi lengua como la de un gato raspa su piel, sacandole gemidos e improperios. La primera vez que lo escuché decir malas palabras durante nuestras sesiones de sexo me excité demasiado y lo aliente a qué lo hiciera más. –chupamelo papá… Mamame el culo, méteme tu verga por favor… Y eso, es musica para mis oídos . Subo besando toda su espalda, mirando como mis caricias hacen que su piel se llene de la piel de gallina como acá lo decimos. Al llegar a su nuca lo muerdo y me dirijo a su oreja apoderando me de ella –dimelo, pídemelo otra vez, mi pequeño putito– mi cabeza y la del chocaban para ese punto –méteme tu ...
    ... verga papá, dame de tu leche– y como una orden, hundo despacio y firme mi sexo en mi pequeño bebé. Él lo recibe con sus piernas completamente abiertas. Me hundo en él hasta que mi pubis siente la suavidad de sus glúteos. Nos quedamos un rato sin movernos, después de todo su culo comió varias vergas hacia apenas unas horas antes. Su cueva aún conserva la humedad de la saliva y la leche.
    
    Abrazo a mi hijo, mi cadera comienza una danza cadenciosa, mi abdomen se une con su espalda y mi nariz se hunde en su cabello largo. Mi bebé me recibe dispuesto, su calidez me envuelve por completo. Beso su oreja llenándola de saliva y me pasó a la otra, con mi mano envuelvo su cuello apretando solo un poco –asi papi, dame más — me dice a la par de que empuja sus glúteos hacia mi cadera que en ese punto ya está moviéndose frenéticamente. Solo se escucha el golpeteo de nuestras pieles, dentro de la carpa el tiempo se a detenido y solo el placer y el gozo están presentes. Cargo a mi hijo y quedó boca arriba, ahora es su turno de darse placer así mismo y a mi. Mis rodillas flexionadas soportan sus pequeños pies, mis manos sostienen sus brazos delgados y él solito comienza a deslizarse en mi verga, la misma que le dio la vida. Tengo la visión perfecta de su espalda y su cadera, su culo carnoso y diminuto hace desaparecer mi miembro viril. Con movimiento de acceder y descender pierdo la poca cordura que me queda y me entrego al placer de sentir y disfrutar. Mi pene se hincha en el interior de mi ...