1. Feliz cumpleaños


    Fecha: 10/01/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: marori73, Fuente: CuentoRelatos

    Miro el Facebook y en las notificaciones me avisa que es el cumpleaños de Betty. Como en estos casos, me pongo a pensar en la canción de las mañanitas e imagino darle un abrazo “acostadita en su cama”. Seguramente ya se lo dio así su marido, pues sus carnes siempre se ven muy antojables para darles los “buenos días”, las “buenas tardes” y las “buenas noches”. No sé cuántas veces la habrán regado de amor abrazada de las piernas y mamándole las ricas tetas que muestra diariamente a todos en el escote que gusta usar; no sé si es por ostentación de su riqueza corporal o quizás sea simplemente una piadosa limosna de su generosidad.
    
    El caso es que así la conocí cuando bajé a solicitar unos manuales al piso de abajo y me remitieron con ella, quien estaba sentada y trabajando en la redacción de algunos documentos. Me acerqué a su lado para saludarla. Vi sus chiches y se me paró la vega de inmediato. Mis ojos rodaron por la sinuosidad de su pecho y se perdieron en el canalito, como tiro fallido en los bolos. Ella acusó la intención de mi mirada, seguramente comprobando mi notoria erección y me sonrió, luego se agachó para recoger el lápiz que, sin querer, había rodado a mis pies y mostró un poco más de su belleza. Embobado, no se me ocurrió agacharme para ser yo quien lo levantara, pero al darme cuenta de que abrió las piernas para ejecutar la maniobra, me agaché a ayudarla. Ella ya había tomado el lápiz y mi mirada se quedó viajando por la seda de sus medias, saltó sus orillas y ...
    ... siguió hacia el túnel que terminaba en un triángulo blanco de los calzones, de donde trataban de escapar algunos vellos negros. Cerró de golpe las piernas y dijo “Gracias”, secamente, supongo que por mi tardía y tardada intención por auxiliarla.
    
    –¡Perdón! –dije con la cara roja de la vergüenza por haber sido pillado y no me quedó más remedio que confesar el desliz de mi mirada– Es que me distraje mirando arriba primero y luego mirando abajo…
    
    –No te preocupes, ¡estás rojo! –dijo muy sonriente y alegre festejando mi torpeza.
    
    –Soy Ber y trabajo en el piso de arriba –expresé para presentarme, y antes de que yo explicara la razón por la que estaba allí, me interrumpió.
    
    –Sí, ya te conocía, más bien, ya sabía cómo te llamabas y qué haces. Eres muy conocido por las damas… –expresó con coquetería, invitando a que me sentara.
    
    Al sentarme, llegó una amiga que frecuenta a los compañeros de mi equipo de trabajo.
    
    –¡Amiguito, qué haces por acá! –saludó, agachándose para darme un beso, dejándome ver buena parte de su pecho, del cual salió como vaho embrujante el olor de su perfume y buena dosis de feromonas– ¡Qué bonita camisa! –dijo al enderezarse recorriéndola insinuantemente con la palma de su mano desde mi hombro hasta la manga.
    
    –¡Qué bonitos pantalones! –le contesté recorriendo con mi mirada las curvas, desde sus nalgas hasta el borde de sus dedos pues usaba pantalones entallados y unos zapatos de tacón alto y con correas.
    
    –Adiós, los dejo trabajar –contestó con ...
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