Mi fetiche por las panties
Fecha: 14/01/2025,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Batimaniac, Fuente: CuentoRelatos
Espero todos estén bien. Hoy toca compartir uno de mis placeres más escondidos y por el cual he cometido un sin fin de locuras.
Comenzaré por presentarme. Soy Javi, y tengo 50 años muy bien vividos, o eso quiero creer. Delgado, estatura media, algo así como 1.74. y tez morena clara, sin vicios y amigable. Pero escondo un gusto por un fetiche que aunque muy común, es criticado.
Oler panties, ver como se marcan en la ropa, sentir la textura en mis manos, disfrutar de todas las sensaciones mientras las veo puestas en sus dueñas, o imaginar como lucirían en los cuerpos de las personas con las que no comparten su intimidad conmigo, es algo tan agradable, que ya forma parte de mi ser.
Es como si tuviera una parte de mi cerebro que pareciera estar dormida, pero que invariablemente siempre está alerta ante las palabras clave que ponen en alerta a todo mi ser, para conseguir algo. Una imagen, una prenda, información que me permita sumergirme en la intimidad de cualquier persona.
Obviamente una mujer hermosa, llamativa, me hará por supuesto a activar mi imaginación y ponerme alerta para saber como luce debajo de esa ropa. Que tipo de interiores usa, pues esto define mucho de como es esa mujer. Las hay que son sensuales y cachondas por naturaleza, pero también las hay que lucen sexys solo para dar gusto a sus parejas.
Me atrevo a asegurar que no hay mujer que no sea bella, solo por el cuidado que ponga en su apariencia íntima.
Cuando yo era joven, lo sexy era usar ...
... bikinis no muy pequeños. Las tangas eran un producto poco común, y las de hilo dental, eran demasiado reveladoras y quizá las mujeres las veían como una prenda solo para usar en la cama.
Lo más sexy y común, eran los bikinis con encaje y transparencias.
Recuerdo que en mi familia eran realmente pocas las mujeres que usaban prendas sexys. Un par de primas usaban bikinis y recuerdo que se quejaban de que sus prendas les costaban muy caras. Yo solo pude tocar alguna de ellas en el consabido baño, en donde como tantas mujeres, dejaban sus prendas mojadas colgando de las llaves de la regadera. Si tenía suerte y el baño tenía espacio, podía encontrar el bote de la ropa sucia en un lugar privado en el mismo baño. O en alguna recámara en donde como pretexto podría estar un rato solo con el pretexto de ver la tele.
Trabajando para un hotel, recuerdo que a varios ejecutivos nos daban casa en un edificio de la compañía. Así no solo conocí a muchas compañeras, sino también a esposas de compañeros.
Al ser un complejo grande, había una llave maestra, la cual no solo abría todos los cuartos del hotel, también abrían las puertas de los departamentos en que vivíamos los ejecutivos.
Siendo un hombre honesto, aclaro que jamás pensé en que tener acceso a una herramienta tan poderosa como es una llave maestra, esta podría ser usada para delinquir. Pero admito que por mi posición y autoridad, no desaproveché una oportunidad para deleitarme con tan gratificante acceso.
Contar mis ...