Don Pablo
Fecha: 24/01/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Soynovato, Fuente: TodoRelatos
... caliente.
-Aaaaggghhhh, diossssss que poooolvo…¿me das las gafas?
Con las gafas puestas, vio a Pablo sudando, encima de ella, besándole los pezones, dándole mordisquitos.
-Estás muy buena. ¿Lo sabes?
-Lo que estoy, es agotada. Espera…¿sigues dentro de mí?
-Sí, estoy muy a gusto.
-Espera, que me incorporo…ahora. Quiero ver como la sacas.
Y Pablo la sacó, seguida del semen que le acababa de meter.
-Joooder que pasada, ¡qué polla por favor¡
-Tus tetas son también fabulosas. Blanquitas, firmes.
Y Pablo siguió besándolas, mordisqueando esos pezones rojitos. Los besos fueron bajando. Llegaron al ombligo. Cristina volvía a jadear.
.
.
-¿Sigo?
-¿Cómo? Eso está lleno de semen.
-Sí, pero es mío.
-Joooder, encima es un depravado…
Y Pablo bajó y le machacó el clítoris a chupetones y a mordiscos. Cristina se corrió de nuevo. Estaba a merced de ese maduro. Le dio la vuelta, la puso de perrito, le separó los cachetes y empezó a chuparle el culo.
-Para, para, no, eso es sucio.
-El sexo es sucio.
Y siguió chupando, metiendo la lengua, intentando entrar en esa zona ...
... que parecía inexplorada. Cristina se relajó y empezó a disfrutar. Pablo le metió un dedo.
-¿Tenemos lubricante?
-Lo siento tío, acabo de mudarme. ¿Para?
-Para follarte el culo.
-¡Ah sí claro! A ver si te crees que me dejaré meter esa pedazo de polla en el culo.
-¿Eres virgen del culo?
-Sí.
-Pues entonces otro día.
Y notó como se movía detrás, le colocaba el culo y de un viaje se la metía de nuevo en el coño.
-¡Dioooooooooooosssssssssss! ¿No tuviste suficiente? Vas a reventarme a pollazos.
-La niña además de guapa, es adivina.
Y eso hizo exactamente Pablo. Reventarla a pollazos. La embistió como un animal, le sacó tres orgasmos más, las gafas de Cristina se cayeron, se aplastaron entre el colchón y el cabecero. Le dio de perrito, de misionero, de lado y terminó corriéndose encima de ella. En las tetas, la cara, el pelo, en la boca. Cristina era un monigote sin voluntad.
Pablo se incorporó… arregló, enderezó y limpió las gafas de la muchacha, se puso su camisa que estaba calentita de la secadora, su traje y salió de la casa impecablemente vestido.
Como si nada hubiera pasado.