Mi primera vez
Fecha: 29/01/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hola a tod@s
Después de toda una vida llena de todo tipo de situaciones (tanto buenas como malas), me he decidido a compartir algunas de mis vivencias con vosotr@s.
Y como toda historia, creo que lo mejor es comenzar por el principio. Soy de un pueblo de Andalucía y mi juventud la pasé en un cortijo de la familia de mi padre, bueno, más que un cortijo era como una pequeña aldea en la que vivían varias familias. Teníamos que coger el bus para ir a clase que se encontraba en el pueblo al que pertenecía el cortijo y ahí fue cuando empecé a despertar mi instinto sexual. Estaba en bachillerato años cuando un chico que vivía más lejos que yo, empezó a sentarse a mi lado en el bus, pero era tan tímido que no se atrevía a decirme nada, se limitaba a mirarme de reojo al pecho (que a esa edad ya lo tenía muy desarrollado y al no ser muy alta, parecía más grande aun de lo que es) y las piernas si llevaba falda y se me subía un poco hacia arriba. El chico sólo se preocupaba de mirar y tratar de esconder el bulto que se le formaba en el pantalón. Con esa situación, yo sentía un cosquilleo que no sé cómo explicar, me ponía nerviosa y a la vez me gustaba. La cosa se ponía mucho más excitante cuando al llegar a mi destino, tenía que pasar delante de él, que en vez de bajarse del asiento para que pasara yo, se levantaba y tenía que pasar rozándolo y si os soy sincera, prefería que no se bajase del asiento porque así podía sentir su virilidad en mi trasero, cosa que cada vez me iba ...
... gustando más.
Al llegar a casa, tenía que echar una mano con las labores del cortijo ya que mis padres trabajaban mucho en el campo y teníamos que cooperar todos. Me cambiaba de ropa y me ponía más cómoda para dar de comer a los animales que teníamos (caballos, cabras, gallinas, ...) y os aseguro que después del autobús llegaba un poco excitada y para colmo si había algunos animales haciéndolo, ya era el no va más, me quedaba como hipnotizada viéndolos e imaginando cosas, cosas que yo aun no conocía, porque en aquellos años y más en un cortijo, no había televisiones ni información de todo lo relacionado con el sexo, tenías que ir descubriéndolo por ti misma casi. Así, por ejemplo, cuando veía al caballo montar a la yegua, notaba que me mojaba viendo esa cosa tan grande ir buscando el orificio de la yegua o los machos cabríos que se impulsaban más aún, o los simples perros que estaban todo el día liados.
Al final del día os podéis imaginar el estado de excitación en el que me encontraba, y yo os he comentado que casi no sabía a qué se debía por mi desconocimiento de todo lo relacionado con el sexo. Algunas noches, sentía como se me ponían los pezones duros recordando todo lo que había visto ese día y me acariciaba en silencio, sin saber hacerlo, pero me gustaba.
Así pasaban los días hasta que un día decidí dar conversación a mi compañero de asiento y resultó ser más hablador de lo que parecía, tanto que me dijo que no hablaba porque yo lo ponía muy nervioso y le dije que ...