1. Juana en el internado


    Fecha: 31/01/2025, Categorías: Incesto Autor: tangram22, Fuente: RelatosEróticos

    ... dientes entraran en juego castigándola severamente cuando lo intentaba. A pesar de que alguna vez mis compañeras habían marcado su dentadura en mi piel y a mi me encantaba dar algun mordisco mezclado con los besos en lo hombros de mis amates. La perra siempre había dormido a los pies de mi cama pero desde entonces siempre lo hizo entre mis muslos dentro de mi camisón, los pocos días que me acordaba de ponérmelo.
    
    Se acercaba el final de las vacaciones y el momento de volver al colegio y el problema de con quién dejar a mi amiguita y sus nuevas habilidades. Una persona de confianza que se encargara de mitigar controlar o por lo menos vigilar la fogosidad del can. No se le ocurriera hacer gala de sus nuevos conocimientos ante mi madre o alguna desconocida, lo que hablaría bastante mal de su dueña. Con mi madre me unia una gran confianza pero no se podían tratar ciertos temas. No tenía hermanas y pensaba que debía ser una mujer que se aprovechara de las habilidades del animal.
    
    Pronto se me ocurrió la solución. Mi cuñada, la mujer de mi hermano era la veterinaria que siempre la había cuidado y que ademas la apreciaba mucho. Con un cuerpo deseable larguísimas y bien torneadas piernas, anchas caderas que le dejaban un culazo tremendo, esbelto talle unos grandes y un pelin colgantes pechos, y una carita preciosa de labios rojos carnosos sensuales, ojos oscuros melena negra larguísima y piel bronceada, muy muy oscura.
    
    Mi hermano mayor siempre tuvo buen gusto para las mujeres. ...
    ... Le llevé el animal a su consulta con la excusa de un chequeo normal. Había quedado con ella para cuando no tendría clientes y estriamos solas, su enfermera con el día libre, aunque no me hubiera importado que ela también participara en el asunto. Sandra llevaba solo la ropa interior bajo una bata de laboratorio según su costumbre, iba dispuesta a ligármela.
    
    Cogió a la perrita y comenzó con las pruebas de rigor, la ayudaba en lo que podía a la vez que comencé a hablar de sexo, el del chucho y su vida amatoria pero haciendo bastantes generalizaciones hasta que deslicé la insinuación de que el animal sabía comer coños. Ella dio un respingo y dijo: -¿qué? lo sabes de cierto o solo lo parece? .
    
    Haciéndome la inocente y con una cara de cemento armado contesté que solo tenia indicios pero que todo indicaba que así era. Incluso acusé al pobre bicho de meterse entre mis piernas cuando tomaba el sol en bikini. Trató de quitarle importancia pero la reté diciéndole: -si no me crees haz tu misma la prueba. Le picó el orgullo y la curiosidad y probablemente la excitación.
    
    En sus años de medicina animal no se había topado con ningún bicho de tan singulares características. Me ordenó cerrar la puerta con llave se abrió la bata y se bajó un tanga muy sexi que llevaba y dejó a la perra frente a su agina. Iba a ser la prueba de fuego del bicho, nunca había chupado otra vulva que la mia. Pero el can se lanzó sobre el hermoso organo que s ele ofrecía utilizando todas la tretas que yo le ...
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