Un sacerdote me hizo puta (Tercera parte) - Relatos Eróticos

Un sacerdote me hizo puta (Tercera parte)

... cada vez más rápido y gemí, gemí de placer y con su látigo de inmediato me nalguea; - tu no puedes gemir hasta que yo lo diga; o si no te castigaré cada vez más-

El empezó a gemir, me la empezó a meter bruscamente, mi coño empapado deseaba ser penetrado y volví a gemir, - nuevamente palmeó mi nalga más fuerte - tu no entiendes putita, no puedes gozar, hasta que yo te diga- sacó su verga y empezó a tocarme metiendo dos dedos por la vagina y dos por el ano; chorreaba yo de placer, sentía escalofríos de querer gemir y a la más mínima muestra de disfrute el latigueaba mis nalgas; siguió metiendo y sacando sus dedos cada vez más mojados; me desamarró del reclinatorio y agarró mis manos con la cuerda; me volteo hacia él y me ordenó mamársela; empecé a chupar esa verga deliciosa y venosa; el me agarró del cabello y dirigía mi cabeza para que la tragara tanto como él quisiera; garganta profunda y me dejaba allí por varios segundos; me liberaba un poco y otra vez me hacía mamarla completa; estaba yo muy excitada y tan pronto veía mi éxtasis me castigaba; me repetía que -era yo su puta y él haría conmigo lo que quisiera-

Me alzó las manos atadas y me levanté; agarró mis tetas con las dos ...

... manos y me pellizcó los pezones disfrutando verlos rojos y muy levantados; me aventó a la cama, ató nuevamente las manos a la cabecera yo quedando boca arriba; me escupió en el coño y metió su verga; la metía y sacaba deliciosa y bruscamente; yo gemía y me castigaba los pezones; los pellizcaba con un dolor tan rico que mi vagina se contraia; yo me retorcía de placer y sin poder gritar; me desató y me volteo nuevamente, de culo al aire amarrada a la cabecera y de cuclillas otra vez pero en la cama; -te voy a romper el culo mi putita- volvió a escupir y me penetro; sentía como mis caderas iban y venían hacia él, gemía y latigueaba mis tetas; sentía su deliciosa verga penetrarme muy profundo y salir, una y otra vez; me folló hasta venirse; con el culo rojo y lleno de su leche me advirtió que sería él quien decidiera cuándo podría tener placer…. si quería venirme tendría que ganármelo.

Palmeo mi coño y me dijo -buena chica, quiero que te vistas, te vayas a tu casa y te masturbes pensando en mi verga, en como te pellizco los pezones y te la meto, quiero que te vengas una y otra vez pensando en mi verga- -aquí el único que decide cómo y con quien cojes soy yo; mi putita la vas a pasar muy bien…-