1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (39)


    Fecha: 13/02/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... cavernícola. Salvo por la pecera y los estantes con los... Con sus carritos de juguete.
    
    —¡Así está bien, bizcocho! —Me respondió, mientras apartaba las cobijas de la cama hacia un lado.
    
    —No tengo nada que colgar, ni de quien presumir. —Y se fue descalzando sin prestarme atención.
    
    —¡Pero hombre!, Al menos un cuadro junto a tu familia. O unos dos donde estés con tus amigos. Al menos uno, donde abraces a tu Grace. ¿No te parece? —Pero no me respondió.
    
    —Lo cierto es que… Lo que más recuerdo fue cierto desprecio en su mirada, y una sonrisa burlona en sus labios, negando con su cabeza, sin responderme ni media palabra. Me abrazó por la cintura y me tiró con fuerza sobre la cama. Nacho actuaba como siempre, intentando frente a mí, ser el mismo macho seductor y dominante que conocía.
    
    —Me dio mal genio que continuara siendo tan brusco y poco caballeroso, así que le grité, mientras lo apartaba y me sentaba contra el cabecero de la cama…
    
    —¡Deja de tratarme así! ¿Sabes qué? ¡Creo que es mejor irme! —Y se le borró la risita de la cara, pero halándome por los tobillos, se me acaballó para inmovilizarme con su peso, y sus manos apretaron mis muñecas.
    
    —¡Vete a la mierda! —Le grité. pero no se inmutó, y su cara se transformó.
    
    Y en sus ojos añiles, puedo observar que todo lo que me está diciendo es verdad, pues conozco bien ese brillo intenso, y en su rostro de ángel, se le forma un rictus de disgusto al recordarlo.
    
    —¡Jajaja, bizcocho! Conozco bien ese mundo pues ...
    ... me tocó vivirlo desde muy pequeño cuando fui abandonado por mi madre a las puertas de un convento. –Me empezó a relatar. – Y me pasé la niñez, de orfanato en orfanato, soportando toda clase de ultrajes, golpes y soledades. No tuve la fortuna de nacer siendo deseado, ni por un papá o una mamá como los tuyos. Fui rechazado sin tener la culpa, y sentí mucho miedo. Mi infancia la viví en aislamiento, y me convertí en un niño retraído, inseguro y con muchos problemas para hacer amistades. —Y mientras intentaba liberarme, él con una sola mano me aprisionaba las mías, y con la otra, hacia destrozos en mi blusa de seda.
    
    — ¿Pero sabes algo? —Retomó José Ignacio su alterado discurso, apartando hacia los costados, la tela blanca, para luego deshacerse de mi delgado cinturón de cuero y bajarme con fortaleza la cremallera de mi pantalón.
    
    —Quizás vivir dentro de toda esa mierda me hizo bien. Sí. Esos golpes en mi cara y en mi cuerpo, por parte de los niños más grandes, me forjaron el carácter que tengo ahora. —Me los bajó hasta las rodillas, al igual que mis bragas y se abalanzó contra mi cuello, para besarme y morderme, lamerme la oreja y continuar hablándome muy fuerte, cerca de mi oído.
    
    —Me hice fuerte, y soy como soy, gracias a todos los abusos, a los que me sometieron los más grandes. ¡En todo acto de maldad encuentras algo de grandeza, y yo lo descubrí! —Pataleaba e intentaba moverme hacia los lados. Forcejeé y logré liberarme por unos instantes. Me tomó en ese momento con ...
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