La mojigata me ayudó a solucionar el problema
Fecha: 25/03/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: chicochica, Fuente: SexoSinTabues
... Nuevamente en el pasillo, buscó, pero no un libro, sino una persona que parecía haberse esfumado; justo cuando pensó que ya no lo encontraría, otra vez el brazo en la cintura y el pene en sus glúteos la hicieron prisionera; la mano libre del atacante tomó el celular, marcó un número y, casi al mismo tiempo, se escucharon los tonos de marcado y la vibración de otro aparato; el rubio canceló la llamada, devolvió el teléfono a mi amiga y su mano, traviesa, se deslizó por debajo de la falda, llegando a tocar la vulva por sobre la pataleta de encaje azul. - Ya viste cómo me tienes y yo ya vi que estás muy mojadita, ambos sabemos cómo tiene que acabar esto - ¿Cómo? - preguntó la chica jadeando - Voy a esperarte afuera, termina lo que estás haciendo y llámame cuando salgas, pero no tardes más de 30 minutos, porque me iré Ese guapo güerito desapareció rápidamente, dejándola con las piernas temblando y un calor insoportable recorriendo cada poro de su piel, deseaba... no sabía lo que deseaba... bueno, sí sabía... sabía que deseaba no tardar más de 30 minutos en zafarse del grupo y, de paso, deshacerse de su novio; nunca en su vida había estado tan excitada como en ese momento. Afortunadamente, sus compañeros habían conseguido completar el trabajo y ya estaban recogiendo todo el material, devolviendo cada libro a su lugar y despidiéndose. Desafortunadamente, el novio no tenía interés en largarse, todo lo contrario, quería quedarse para buscar un lugar donde poder "echar un faje" con su ...
... linda noviecita. No entendí muy bien cómo, pero Estela simuló recibir una llamada de su madre, quería que le comprara una faja, pantimedias, calcetas y toallas femeninas (¿para una señora de 55 años? ¡Ja!). Esta conversación imaginaria tuvo el efecto deseado: el novio desapareció como por arte de magia, bueno, no tanto, solo dijo que tenía prisa y se despidió, marchándose a la velocidad de la luz... y es que los hombres que son muy machos no deben ser vistos comprando cosas de mujeres. Estelita, otrora mojigata persignada, marcó el número del rubio misterioso y recibió instrucciones de entrar al estacionamiento que está frente a la biblioteca, buscar la Ford Lobo negra aparcada en el fondo, con una portezuela abierta y subir. Pensó en no hacer caso e irse de ahí (yo no lo creo, pero así me lo contó) y terminó haciendo lo que se le había indicado, al pie de la letra. - ¡Qué puta...! - interrumpí su narración - ¿Perdón? - preguntó mirándome como si sus ojos fueran cuchillos y quisiera matarme - No, digo que qué puta suerte, a mí nunca me pasan esas cosas - siempre es bueno saber inventar algo rápido - ¡Ahhh! - exclamó mucho más tranquila - pero eso es porque no quieres salir del clóset, te aseguro que muchos querrían todo contigo Siguió contando, en el momento en que se trepó a la camioneta el galán la saludó amorosamente: - Bienvenida, putita, creí que nunca llegarías - ¿Eh?, no, yo no soy pu... - quiso poner las cosas en claro, pero el guapetón ya le había levantado la falda ...